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Triángulos de pasta filo rellenos de queso picante

Mikel López Iturriaga

Foto: Ainhoa Gomà

La idea inicial de la que surgió este plato era hacer un simple tirokafterí. Es decir, una crema de queso picante (la traducción literal sería "quemante") típica de Grecia que me vuelve loco, y que en su formulación más básica no lleva más que queso feta, aceite de oliva, guindilla roja y si acaso un poco de yogur para hacerla más untable.

Con este proyecto en la cabeza fui al mercado y me encontré con otro de mis artículos favoritos en esta temporada, las guindillas verdes frescas (como es habitual compré una cantidad estrambótica con la que no sé que voy a hacer todavía, porque están realmente radioactivas). Pensé que este producto rehogado y picado bien podría sustituir al chile y añadir, además, un saborcillo a pimiento que seguro que iba bien con el queso.

Una vez hecho el tirokafterí sui generis, decidí usarlo como relleno de unos triángulos de pasta filo al horno. No, no fue un arranque de creatividad: simplemente la masa llevaba unos días en la nevera y estaba en el límite de su caducidad, así que había que darle salida sí o sí.

Ésta es la bonita historia de un aperitivo que resultó toda una sorpresa, porque la crema de queso picante con el exterior crujiente de la masa estaba impresionante, y fue uno de los hits de la cena de ese día.

La pasta filo, habitual en muchos platos griegos, turcos y balcánicos, es complicada de hacer en casa, pero se vende precocinada en bastantes supermercados. Hay que perderle el miedo porque a pesar de ser ultrafina no es muy complicada de manejar una vez que se le coge el truco, y permite múltiples variaciones saladas y dulces.

Dificultad: Se necesita cierta destreza.

Ingredientes

Para 6-8 personas, como aperitivo

  • 8 láminas de pasta filo
  • 300 gr. de queso feta
  • 1 o 2 guindillas verdes frescas (en su defecto, 3 o 4 pimientos de padrón y 1/2 cucharadita de guindilla roja picada)
  • 2 cucharadas de yogur griego
  • 75 gr. de mantequilla
  • Aceite de oliva virgen extra

Instrucciones

1.
Rehogar las guindillas -poner una o dos dependiendo de la potencia de picante que se quiera- o los pimientos con un chorro de aceite en una sartén a fuego medio. Cuando estén tiernos, sacar y reservar tanto las guindillas como el aceite de la sartén. Dejar que se templen y pelar si tienen mucha piel.
2.
Precalentar el horno a 220 grados.
3.
Poner el feta en un bol y aplastarlo con un tenedor. Ir añadiéndole aceite y mezclando hasta que se forme una crema. Añadir el yogur y el aceite con el que hemos frito las guindillas y mezclar bien. Sumar las guindillas picadas finas o, en su caso, los pimientos de Padrón y la guindilla roja si es que no hay ninguno que pique.
4.
Derretir la mantequilla. Preparar una bandeja de horno aceitada.
5.
Extender una lámina de pasta filo y tapar el resto con un trapo mojado. Cortar la lámina en tres tiras y pintarlas con mantequilla derretida. Poner una cucharada no muy colmada de la pasta de queso en una esquina, y doblar haciendo ángulos sucesivos de 45 grados para ir formando un triángulo (ver este dibujo por si ayuda). Si no te salen perfectos, no te estreses: sabrán igual de bien. Una vez acabados los triángulos completos, ir dejándolos sobre la bandeja aceitada.
6.
Hornear unos 15-20 minutos, o hasta que estén bien dorados. Dejar que se enfríen un poco sobre una rejilla y servir templados o fríos.

Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

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