Brevas con jamón, mozzarella y avellanas
Tras los excesos de la semana pasada, continúo firme en mi determinación de ofrecer recetas simples, con poca cocina y no demasiado engordantes. La entrega de hoy es una suerte de ensalada que cuya estrella son las brevas, es decir, los higos de la primera cosecha. En muchos sitios las encontrarás bajo esta última denominación, ya que algunos tenderos han decidido que saber dos nombres para una misma cosa es demasiado para nuestros cerebros y nos facilitan de esta forma el camino.
Las brevas y los higos se llevan excepcionalmente bien con los quesos frescos: yo he elegido la mozzarella porque me encanta su textura, pero si os pone cualquier otro, adelante. Otro producto que encaja con esta fruta es la avellana, sobre todo cruda (pero tampoco te agobies si no la encuentras, porque tostada no desentona). El jamón pone la nota salada necesaria en un plato con dulce y lácteo, y la rúcula, el verdor necesario para que el conjunto no empapuce.
El truco de caramelizar un poco las brevas con el vinagre de Módena lo recomiendo porque se suelen vender más bien tiesas; en el caso de haber alcanzado cierta blandura, yo casi las dejaría tal cual para que no se despanzurren.
Dificultad: Para sinsorgos.
Ingredientes
- 8-10 brevas (higos) según el tamaño
- 1 bola de mozzarella de búfala de unos 250 gr.
- 4 lonchas de jamón serrano bueno cortado muy fino
- 100 gr. de rúcula
- 40 gr. de avellanas crudas (en su defecto, tostadas)
- Vinagre balsámico de Módena
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta negra recién molida