Cuajada de chocolate picante
Aunque pueda parecer muy moderna y raruna, la combinación de chocolate y picante se remonta a los inicios del consumo del cacao. Los aztecas tostaban y molían sus frutos para elaborar una bebida –más parecida al café actual, pero en denso y churrumado, que al chocolate a la taza– que mezclaban con achiote y guindilla. No fue hasta su llegada a Europa cuando el cacao se convirtió en una bebida dulce, y posteriormente en lo que ahora conocemos como chocolate. Por eso la relativamente reciente tendencia de unir el chocolate puro con el picante funciona tan bien: porque ni es reciente ni es una tendencia.
En esta cuajada usamos como picante pimiento de Espelette, pero la cayena o incluso el chile fresco –picado muy fino y escurrido en papel de cocina para que no humedezca el postre– pueden funcionar igual. El chocolate con trocitos crujientes de semilla de cacao le va muy bien y no es difícil de encontrar, pero si no, uno normal a partir del 70% de cacao servirá sin problemas.
En esta versión mezclamos el picante solo en una tercera parte de la cuajada, para poder escoger en cada bocado si te apetecía que picara o no, pero se puede mezclar todo, siempre teniendo en cuenta que cuánto más tiempo pase entre la elaboración del plato y el momento de comerlo, más subirá la potencia. También se puede preparar en formato tarta, con una base de galletas tipo granola machacadas mezcladas con mantequilla.
Dificultad: Para momias aztecas.
Ingredientes
Para 6 personas
- 750 ml de leche entera
- 100 ml de nata líquida para montar
- 125 g de chocolate lo más puro posible con semillas de cacao tostadas
- 2 cucharadas de azúcar
- 2 sobres de cuajada en polvo
- Pimiento de Espelette, cayena o chile fresco al gusto (pusimos una cucharadita rasa de la primera)
- Sorbete de mandarina, maracuyá o mango para acompañar (opcional)
- Piel de cítrico rallada (opcional)
Instrucciones
Producción: Mònica Escudero.