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0% alcohol, 100% sabor

No querer consumir alcohol no tiene por qué implicar no poder disfrutar de un delicioso cóctel. Niños, abstemios y personas de hígado sensible: ahí van un montón de ideas para que vuestra vida sea más feliz.

Festival del sabor con manzana ácida.
Festival del sabor con manzana ácida.MAR CALPENA

Perico Chicote los llamó 'cócteles inofensivos' y se los conoce también como mocktails (de to mock, “estar de broma”) o preggatinis (que vendría a traducirse como “cócteles preñados”). Los combinados sin alcohol, pobretes míos, ni siquiera tienen un nombre de verdad, y algunos bartenders ni siquiera los consideran cócteles en absoluto. Pero todos hemos pasado alguna vez por una enfermedad, un embarazo, una resaca, un trayecto en coche, la toma de medicación, abstinencias religiosas o compañía infantil que nos impedían servir alcohol en la mesa (aunque si has pasado por todo eso al mismo tiempo, quizás tampoco te falten motivos para beber).

En cualquier caso, y pese a lo que digan las malas lenguas, en El Comidista apoyamos el consumo responsable. Y lo más responsable que se puede hacer desde estas páginas es proclamar gritando que hay vida sin más allá del San Francisco. Ese engendro de néctares chillones con el que nos hacíamos los lanzados en la discoteca de tarde no ha demostrado la misma popularidad allende nuestras fronteras, algo de lo más razonable. Su origen es poco claro, pero sí que parece que podemos cifrar su origen en los años setenta: sus colorainas degradadas, su borde de azúcar y su sombrillita lo sitúan en plena era Boogie Nights.

Bastante anterior es otro de los cócteles sin alcohol más conocidos, el Shirley Temple, bautizado así en honor a la entonces estrella infantil. Al parecer, a Temple no le gustaba demasiado esta combinación de ginger ale, zumo de naranja y granadina, pero es un cóctel bastante agradable (sobre todo si no se nos va la mano con la última).

Y es que la elección y el equilibrio entre ingredientes es fundamental a la hora de crear cócteles sin alcohol. Dado que la paleta de sabores disponibles es menor, algunos bartenders han echado mano de ingredientes inusuales. Por ejemplo, Mohammed Douda –del Ritz Carlton de Abu Dhabi– presentó para el Ramadán 2013 una carta de cócteles no alcohólicos basados en la leche de camella.

Es también en los países del Golfo y en Oriente Medio en los que más crecen los siropes y extractos de fruto (la empresa andaluza Rives afirmaba recientemente haber aumentado un 35% sus ventas durante el último año gracias a su facturación en estos mercados). El consejo a la hora de elegir entre jarabes o siropes ya preparados es decantarse por los sabores más 'normales'. Muy posiblemente le sacaremos más rendimiento a un jarabe de mango o saúco que a uno de tarta de queso, por decir algo.

También existen pulpas envasadas, pero nada es mejor que una licuadora y algo de fruta fresca. También hay que prestar atención a las trampas que nos podemos encontrar: cervezas y bíteres sin alcohol contienen a menudo una cantidad ínfima del mismo. Toca leer bien la etiqueta, porque cada cuál debe decidir si un 0,01 por ciento le resulta o no aceptable. Y recordar que angosturas y otros amargos están fabricados con base alcohólica, aunque se emplee sólo unas gotas de ellos.

Una última categoría de este tipo de combinados son las versiones 'vírgenes' de otros (sí, los cócteles sin alcohol pueden ser llamados a un tiempo 'vírgenes' y 'de embarazadas', menudo belén). En esta tipología los encontramos más o menos logrados. Un Virgin Mary a menudo no difiere mucho de un gazpacho; he probado alguna versión de Mojito sin –un Flojito- que daba el pego notoriamente bien, y estoy a la espera de que alguien rebautice un Martini virgen como 'Maritrini'. Mientras, os dejamos la receta del Farinelli, un cóctel cuya belleza reside precisamente en que le falte algo.

FARINELLI

Dificultad: Lo puedes preparar aunque seas tú quien lleva el alcohol en el cuerpo.

Ingredientes

  • Una tónica de saúco (las hay de las marcas Fever-tree y Thomas Henry).
  • 200 gramos de azúcar
  • 200 gramos de agua
  • Una manzana granny smith
  • 30 ml de zumo de lima
  • Un trozo de piel de lima

Instrucciones

1.
Cortar la manzana en gajos. Ponerla con el agua y el azúcar al fuego. Dejar que suba hasta casi el punto de ebullición, y dejarlo infusionar todo a fuego medio un cuarto de hora.
2.
Dejar enfriar el sirope y filtrarlo con un colador. Poner 30 ml de esta preparación en una copa de cava.
3.
Añadir el zumo de lima y acabar de llenar el vaso con la tónica de saúco. Remover muy suavemente con una cuchara larga. Decorar con el trozo de piel de lima.

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