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10 aguas para darle sabor al verano

Las aguas infusionadas en frío con frutas, hortalizas o hierbas aromáticas son una estupenda opción para que hidratarse sea, además de necesario, sabroso.

Hidrata, refresca y está buenísima
Hidrata, refresca y está buenísimaWIKIHOW

Se pusieron de moda entre las gurús americanas de las dietas como un milagro drenante, detox, adelgazante, capaz de dejarte los riñones como los chorros del oro y montón de cosas más de esas de querer adelgazar y estar sano sin esforzarse. Nosotros sabemos que no tienen ninguna de esas propiedades mágicas, pero la verdad es que las aguas infusionadas –o saborizadas, como las llaman en América del Sur– están muy buenas y son especialmente interesantes cuando aprieta el calor y tenemos sed 24/7.

¿Cómo se hacen estas aguas? Por un proceso de infusión en frío, las frutas, hierbas u hortalizas que pongamos en agua fría transferirán a esta parte de su aroma y sabor, lo que dará como resultado una bebida con las mismas calorías que el agua (ninguna) y su mismo poder hidratante pero con un rico sabor. Si tenéis alguna duda sobre el tipo de corte que tenéis que hacer, solo pensad que cuanta más superficie tenga contacto con el agua, mejor será la transmisión (de primero de física, vamos).

La idea no es necesariamente ir a hacer una compra para preparar una de estas aguas, también podemos pensar en ellas como en una manera de reciclar. Por ejemplo, cuando pelemos un mango o una piña: en lugar de tirar la piel y la pulpa que va pegada a ella, pensemos en usarla para esto, y lo mismo con la piel del pepino o la zanahoria –previamente lavada– o los tallos del perejil, el cilantro o la menta, que darán todavía más sabor si les damos unos golpes suaves con un mortero o la base de un vaso.

Los restos de las licuadoras de presión en frío también son perfectos para preparar este tipo de aguas, igual que los de haber preparado horchata o leches vegetales, como nos contó Gemma Ponsa de Mother en este post sobre hacer zumos sin trastos. Para prepararlas hay jarras y botellas especiales de todos los tamaños a la venta, pero en realidad no se necesita nada más que una botella de gollete amplio o un tarro de bastante capacidad: un litro o litro y medio estará más que bien.

Normalmente se usan trozos grandes como rodajas o ramas enteras muy fáciles de retirar, si habéis reciclado pulpa o usado trozos más pequeños o flores, solo necesitáis un colador para hacer el proceso más rápido y sencillo. Unas 10 horas serán suficientes para que el agua coja sabor, y si va a durar más de 24 es conveniente quitar los vegetales o hierbas y dejar solo el líquido hasta el momento de beberlo, para que no se estropeen.

Si quieres saber si después te vas a poder comer los ingredientes, la respuesta es “depende”: el pepino se queda un poco blandurrio, pero las moras y las frambuesas salen igual de tersas que entraron. Míralas y valora si te las zampas o las tiras. Las combinaciones que vienen a continuación son más una inspiración que una receta: el mango también está riquísimo con lima o con menta, el pepino va bien con cualquier cítrico y los frutos rojos también son bastante versátiles. Todas las sugerencias son para 1,5 l de agua. Si se agita un par de veces durante el proceso, se conseguirá más sabor.

1. Mango, lima y albahaca

La piel de medio mango, media lima en rodajas finas y una rama de albahaca –con sus hojas, o un par de ramas un poco aplastadas sin ellas– darán como resultado un agua dulce y frutal.

2. Pepino, limón y lavanda

La piel de un pepino a tiras o 12 rodajas no muy gruesas de pepino, medio limón en rodajas finitas y una cucharadita de flores de lavanda secas y en unas horas tendremos un agua de lo más aromática.

3. Piña y jengibre

La piel de media piña o tres rebanadas finas de la misma y un pedazo de unos 3 cm de jengibre en tiras: no podrás decidir si te gusta más su sabor o su olor.

4. Frutos rojos

Combínalos a tu gusto, poniendo las frambuesas y los arándanos enteros y las fresas cortadas en cuartos a lo largo. Un chorrito de zumo de limón o lima cuando vayas a tomarla potenciarán su sabor.

5. Sandía, menta y melón

Cuando separes la cáscara de algunas rodajas de sandía y melón para comértelas, deja un poco de la carne en ellos, y córtales después la parte verde (te quedará un poco de pulpa y algo de la parte blanca). Ponlas en el agua con un par de ramas de menta y descubre que lo que menos sabor tiene cuando te lo comes sí tiene mucho que aportar aquí.

6. Manzanilla, cerezas y limón

Una cucharada de flores de manzanilla, 12 cerezas partidas por la mitad (no hace falta quitarles el hueso) y ¼ de limón en rodajas finas para un agua que sabe, esencialmente, a verano.

7 . Chufa y canela

Prepara tu propia horchata y mete los restos de las chufas en agua con un palito de canela roto en trocitos. Cuela en unas 12 horas y te costará decidirte entre la horchata original y su versión ligera.

8. Pomelo y romero

De lejos, la más sorprendente de las combinaciones. Pon en agua medio pomelo en rodajas y una rama de romero, y descubre cómo se potencian el uno al otro: los odiapomelos del mundo van a tener que replantearse su religión.

9. Kiwi, manzana ácida y coco

Medio kiwi y media manzana Granny –con piel y en rodajas finas– ya son una fiesta, pero si además les sumas una cucharada de escamas de coco deshidratado la cosa se pone imbatible. La frescura de la piel de la manzana Granny también combina perfectamente con pepino, hinojo o lima.

10. Zanahoria, pepino, cilantro

Haz tiras una zanahoria con un pelador o rállala. Añade unas tiras de piel de pepino –o unas rodajitas– y un par de ramas de cilantro. Si tienes cardamomo, pon un par de vainas un poco aplastadas en el mortero o con la base de un vaso.

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