Menú semanal de El Comidista (31 de octubre al 6 de noviembre)

Las sopas que pueden tomarse frías o calientes son un salvavidas. Esta es una de ellas, y está buenísima de las dos maneras.

Salmonetes con una cama de garbanzos aplastados y tostados. Esta versión libre de una receta de Raül Balam es un plato extremista: lo amarás o lo odiarás.

Aparte de no llevar harina, una buena noticia para los celíacos, la naranja se incorpora a la masa después de haber sido cocida y triturada.

Cambiar el relleno natural de la burrata –llamado 'stracciatella', como el helado– por otro dulce o salado permite conseguir un plato sorprendente en sabor. 

Sobre puré de patata o cremosa polenta, metidas entre dos trozos de pan y con salsa de tomate o de yogur, estas albóndigas te conquistarán. 

Aparte de comértelo tal cual, una vez le oí a Ferran Adrià que proponía tomarlo como el tomate, con sal y aceite de oliva, y confirmo que está buenísimo.

Otoñal, jugoso, bonito, aromático y fácil. Un pan para dominar las masas con la ayuda de la humilde y maravillosa calabaza. 

Un potaje para deficientes culinarios que consiste en echar cosas en dos cazuelas y dejar que se hagan a fuego lento.

Se puede aromatizar con vainilla o con canela, y envasar para disfrutar de esta delicia todo el año. Engancha más que las gominolas. 

Una deliciosa combinación de sabores otoñal que se puede consumir fría o caliente. Y encima es de color rosa, ¿qué más se le puede pedir a un plato?

El boniato se presenta como una alternativa de temporada, con un punto de dulzor y textura increiblemente melosa, a la clásica patata.

Su explosión en la boca compensa con creces el peñazo de pelarla. Queda sorprendentemente bien con pescados grasos crudos y en salazón.

Esta receta está inspirada en nuestro hechicero de verduras favorito: el israelí Yotam Ottolenghi. La experiencia puede llegar a rozar el orgasmo. 

Una receta a medio camino entre la morcilla y la croqueta, pero muchísimo más simple de hacer que cualquiera de las dos. Vegetariana, barata y llena de sabor.

La masa mantecosa y con un punto salado, el relleno ácido y sabroso y la dulzura y la textura del merengue convierten a esta receta en un éxito.

Esta crema es 'fast food' del bueno, siempre que compres las castañas de bote, claro. Si no eres tan vagoneta, puedes cocer y pelarlas tú mismo. 

Unos dados de patata cocida salteada y un puré cremoso de boniato son la base de este juego de texturas. Sí, el pulpo también sale ganando. 

Los arroces melosos son muy adecuados para las personas que no dominan el arte de cocinar este cereal, puesto que su punto de acabado es más fácil.

El resultado compensa, porque al final comes un pollo tierno y jugoso que no se te hace bola al primer bocado.

O sea, un 'bloody mary' con cerveza. ¿Una guarrada? Eso pensábamos hasta que lo probamos el otro día en casa y caímos rendidos a sus encantos.