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Melón con jamón 2.0

Obra maestra del minimalismo viejuno, el melón con jamón resiste los envites del tiempo y vuelve, como Georgie Dann, puntual a su cita con el verano. Dale una nueva oportunidad con dos versiones diferentes.

Viejuno pero en plena forma
Viejuno pero en plena formaANA VEGA 'BISCAYENNE'

Hace ya la friolera de seis años El Comidista entrevistó al melón y al jamón acerca de su relación como pareja de hecho. Al borde del divorcio, sacaron a la luz trapos sucios acumulados a lo largo de 30 años de forzosa convivencia en campings, menús del día y barbacoas familiares.

Juntos, como en la canción de Paloma San Basilio, protagonizaron una de las páginas más brillantes de la gastronomía marca España. Puede que ahora nos resulte difícil creerlo, pero se hicieron famosos en el mundo entero y en Francia el melon à l´espagnole es nuestro melón con jamón de toda la vida. El dúo llevó el aperitivo a una nueva dimensión, una en la que mezclar dulce y salado era aún el no va más de la modernidad. Vale que probablemente la moda nos llegó desde Italia, pero los españoles ya comían esta combinación a mediados del siglo XIX como entremés de puturrú y con denominación de origen: melón piel de sapo y jamón de Trevélez.

El momento culminante de la carrera artística de Melón&Jamón fueron los años 70. No había convite de bodas ni bufé de hotel sin su correspondiente fuente de rajas de fruta envueltas en embutido. Como todos los platos viejunos, murió de éxito, víctima de las versiones barateras a base de melones apepinados y jamón infumable. Aguantó el tipo un poco más en las comidas familiares de verano, ésas que se hacen en la terraza, en el corral de la casa del pueblo o ilegalmente en el monte. Chancletas, gorra de promoción, paella y melón con jamón: los cuatro ases de la baraja.

Relegado a los menús de polígono industrial o la carta de chiringuitos trasnochados, el melón con jamón vivió un breve regreso a la fama en los años duros de la cocina molecular. Cuando se puso de moda reinterpretar clásicos como la tortilla deconstruida o la tarta al whisky en espuma, nuestro dúo preferido volvió a la vida de la mano de Ferrán Adrià y los hermanos Roca. En el Bulli resucitó como consomé de ibérico con esferificaciones de melón y en el Celler de Can Roca reanimaron el plato con más consomé y granizado de melón.

En plena orgía técnico-culinaria revivió en forma de sopa, espuma o gelatina para luego volver a desaparecer. Nos toca decidir a nosotros si esta revisión fue algo de modernos irónicos o verdadera apreciación por el plato. La segunda opción es perfectamente plausible, y me gusta pensar que Adrià, como tantos otros adeptos al melonconjamonismo, disfruta comiendo rajas de melón envueltas en lonchas de ibérico. Porque la verdad es que está buenísimo. No lo niegues, a ti también te gusta aunque te dé vergüenza reconocerlo.

El problema que ha tenido siempre esta combinación no está en su sabor, genuinamente estratosférico, sino en los aspectos prácticos. O lo comías a bocaos, chorreando zumo por las comisuras y sin jamón más allá del primer mordisco, o lo hacías con cuchillo y tenedor pareciendo idiota. Así que hoy os traigo dos versiones bastante sencillas (nada de esferificaciones ni tontunas) que respetan la esencia del melón con jamón pero lo convierten en algo mejor, un 2.0 más fácil de comer y que, dentro de la dificultad de hacer de este plato algo novedoso, levantarán más de un murmullo.

La primera interpretación, más purista y frescachona, utiliza láminas muy finas de melón cortadas con pelador. Con el mismo grosor y tamaño que las lonchas de jamón, hacen que el plato sea mucho más agradable de comer y que no predomine el lado melonero sobre el cochinero. La segunda versión pasa el melón por la plancha para caramelizarlo, creando una sensación nueva: la textura es más blanda, el sabor más dulce y, de paso, el jamón está más rico al calentarse en contacto con el melón.

Dificultad: Para melones. Y para jamones.

Ingredientes

Para 6 personas

  • 1/2 melón piel de sapo (unos 750 g sin piel)
  • 200 g de jamón serrano en lonchas muy finas
  • Pimienta negra molida
  • Aceite de oliva virgen extra

Instrucciones

1.
Cortar 3 o 4 rajas normales del melón y quitarles las pipas.
2.
Desde la parte interior (donde estaban las pipas), ir sacando láminas en sentido longitudinal con la ayuda de un pelador.
3.
Cortar las lonchas de jamón por el medio a lo largo o de modo que sean de tamaño similar a las láminas de melón.
4.
Colocar en cada plato el doble de melón que de jamón.
5.
Espolvorear con pimienta negra recién molida y añadir un hilito de aceite de oliva por encima.

Melón a la plancha

  1. Cortar rajas longitudinales de 1 centímetro de grosor del melón.

  2. Quitar la piel y recortar de la parte central rectángulos o cuadrados.

  3. Calentar una sartén antiadherente a fuego medio y colocar en ella los filetes de melón.

  4. Voltear cuando estén ligeramente dorados y tostar por el otro lado.

  5. Sacar el melón a los platos y colocar una loncha de jamón (si es más larga, haciendo pliegues) encima de cada rectángulo tostado.

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