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El infierno del peor restaurante de España (según Tripadvisor)

La Churrería (Comillas, Cantabria) es el restaurante peor valorado de TripAdvisor en España. ¿Realmente merece el título o es una exageración? Viajamos hasta allí para comprobarlo.

La peor fabada del mundo, en la Churrería Comillana
La peor fabada del mundo, en la Churrería ComillanaJORDI LUQUE

El Mal tiene muchas caras. Algunas son terroríficas y llenan las portadas de los periódicos. Otras son tan mullidas como la bollería industrial y las asimilamos por cotidianas. Obviamente, no se puede otorgar la misma gravedad a unas que a otras. Sería parecido a equiparar la bondad de un desconocido que te saluda sonriendo con la fortuna de que te caigan los Euromillones. No es lo mismo.

Lo que sí tienen en común todas las encarnaciones del Mal, desde la más leve hasta la más grave, es que fascina y seduce a ingenuos y gente con la cabeza mal amueblada.

Pumukymadrid, un usuario de Tripadvisor, es un ingenuo o tiene un poco mal la azotea. Y también yo. Porque cuando supe de La Churrería Comillana tuve la misma reacción que él.

Pumukymadrid es una buena persona
Pumukymadrid es una buena personaTRIPADVISOR

Me sedujo el morbo. E igual que le ocurrió a Pumuky, me permito acortarle el alias, cuando leí que La Churrería Comillana es el restaurante peor valorado de España por los usuarios de Trip pensé que la gente exageraba, que existía una campaña de acoso y derribo. Y ahí que me fui, ignorando la severidad de los 896 usuarios de Tripadvisor que resumen como pésima su experiencia en este establecimiento.

896 opiniones pésimas de un total de 963 no son pocas. El anterior ‘peor restaurante de Tripadvisor’ se quedó en 590 opiniones en total, pésimas y no tanto. Se llamaba Amatxu, estaba en las Ramblas de Barcelona y hoy en día está cerrado.

El sentir general
El sentir generalTRIPADVISOR

Comillas (Cantabria) es una villa que podríamos definir como encantadora. Tiene su Marqués, un edificio alucinado de Gaudí, buenas playas y un pequeño cementerio de atmósfera dramática que haría las delicias de Lord Byron. Además, su ayuntamiento cuenta con un Plan de Excelencia Turística. De todas, todas parece imposible que el Mal se encuentre enclavado en una de sus plazas.

Las voces que califican a la Churrería de timo, que dicen que su cocina es la de Mordor o que afirman que ni los perros quieren comer ahí me parecieron un desmán característico de Tripadvisor, web que considero en las antípodas de lo que debe ser una fuente fiable de información.

La 'finesse'
La 'finesse'TRIPADVISOR

Pero tras lo sucedido en la Churrería, tuve que repensar mi posición. Porque lo que me ocurrió ahí fue un descenso al más profundo de los infiernos gastronómicos.

Primer círculo del infierno: la fabada

Justo antes de penetrar en el Inframundo
Justo antes de penetrar en el InframundoJORDI LUQUE

Al contrario de lo que muchos comentan en Tripadvisor, yo no puedo quejarme del trato recibido por el personal de la Churrería.

Lo cierto es que la camarera que me atendió fue muy correcta. Hasta ese momento nada me hizo sospechar que ya tenía un pie dentro del primer círculo del infierno. Incluso el precio del menú del día me pareció razonable. Por 12 euros podía elegir entre suculencias como una paella de marisco, una ensaladilla rusa, una merluza a la romana, un filete con patatas u otros platos sencillos pero que podrían ser resultones. Por proximidad con Asturias me decanté por una fabada como primer plato. Y ahí empezó la pesadilla.

Es difícil describir el plato en términos de corrección política. Llegó en una cazuela de barro, que supuestamente debería transmitir tradición y cariñito. Pero ni el color del guiso ni las motitas rojas que lo salpicaban anunciaban nada bueno. Las legumbres flotaban en una suerte de líquido amniótico junto a un trozo de morcilla, se supone, un pedazo de chorizo, se presume, y un taco de grasa de cerdo, se sospecha. Mi sentido arácnido me rugió que saliera por patas pero mi tozudez pudo más y me bajé un par de cucharadas. Y ahora hablaré del Pad Thai.

Hay quien dice que un Pad Thai bien hecho es uno de los pocos platos del mundo que reúne todos los sabores: dulce, salado, ácido, amargo y umami. Pues bien, esa fabada reúne todos los sabores y aromas capaces de hacer que la comida transite en dirección contraria a la que debería una vez la has ingerido. Ácida, amarga, picante, con un toque rancio en la proteína animal, unos hollejos de las legumbres que parecían la piel disecada de una joroba de dromedario, servida a temperatura ambiente (y era un día frío y lluvioso). Así era la fabada.

Me resisto a creer que era de bote porque dudo que nadie se dedique a envasar algo tan malo. Me niego a pensar que lo haya hecho un cocinero humano porque sería el antagonista sádico de Ferrán Adrià. Igual que no la encuentro ahora, no hallé explicación entonces y, claro, dejé el resto del plato y pedí una caña de cerveza para pasar el mal trago. Cuando me sugirieron calentar las fabes supliqué pasar al segundo. No sabía lo que me hacía.

Segundo círculo del infierno: pimientos rellenos de gambas

Relenos de mariscojojojojojojo
Relenos de mariscojojojojojojoJORDI LUQUE

En la carta se anunciaban rellenos. Cuando pregunté, me dijeron que estaban rellenos de gambas y marisco. Y cuando me llevé el tenedor a la boca descubrí una nueva clase de surimi, el surimi inane, la nada hecha surimi.

En un contexto infernal, la nada está muy bien. Pero la nada del relleno estaba envuelta en unos pimientos del piquillo lamentables que nadaban en las regurgitaciones de Poseidón. Todo acompañado de unas patatas fritas congeladas que resultaron ser lo mejor de la comida. La combinación de sabores no era tan arriesgada como en la fabada pero la combinación de unos ingredientes de ínfima calidad con un juego de texturas semifluidas convirtieron el plato en una tortura medieval. Y no soy un melindre, he comido y disfrutado medusa, me pirran las kokotxas, devoro tripas, huevos milenarios, sesos… Tampoco pude con el plato y pedí la segunda caña.

Tercer círculo del infierno: el Pudin

Se quedarán sin iglesia si siguen así
Se quedarán sin iglesia si siguen asíJORDI LUQUE

La Churrería Comillana se encuentra en la Plaza Corro Campios, justo en el extremo opuesto a la iglesia de San Cristóbal, un bello templo barroco y neoclásico levantado piedra a piedra entre los siglos XVII y XVIII. Pues bien, el pudin que me sirvieron podía haber sido una de las piedras de los cimientos de la iglesia. Duro como el diamante, insípido como el agua limpia, más feo que Picio, útil como material de construcción.

Tortura final

Pedí un café. Insensato de mí, pedí un café y, claro, confirmaba lo sucedido. Si en lo que a café se refiere la media en los restaurantes españolas es bastante mediocre, aquí al listón le dieron una patada.

Nada que añadir, señoría, solo pedir la cuenta, pagar, regresar a la vida.

Pero la Churrería aún me tenía reservada una sorpresa. A los 12 euros del menú se añadieron 3,20 por caña y 2,60 por el café, es decir: acabé pagando 21 euros.

Es una de las relaciones calidad precio más disparatadas de mi vida. Pero si lo consideramos un rescate por abandonar el local y salir a mojarse bajo la fría lluvia, me parece barato.

Pocos escrúpulos y mucha jeta

El caso es que no pude irme sin, después de haber pagado religiosamente, hablar con los propietarios, una pareja de mediana edad, para anunciar mis intenciones: había ido a comer atraído por la posición que ocupaban en Tripadvisor e iba a contar lo ocurrido. ¿Tenían algo que alegar? ¿Querían defenderse?

Entre erráticas explicaciones y grandes dosis de jeta me dijeron que aquello no era un restaurante, que era una churrería. Que por ese precio, nadie podía aspirar a comer bien. Y, sobre todo, que tan mal no se comía porque en los buenos días de verano daban de comer a doscientas personas.

Al final me fuí con un mal sabor de boca y no sólo por la comida. Salí de la Churrería Comillana pensando que, si no era el peor restaurante de España, sí era el peor en el que yo había comido. Y que ese tipo de establecimiento refleja la realidad despiadada de cierto sector de la restauración basado en la picaresca, el cliente de paso y la localización privilegiada. Sucede en Comillas, sucede en las Ramblas de Barcelona, sucede en la Plaza Mayor de Madrid y sucede en cualquier sitio donde haya un restaurador sin escrúpulos.

Y sí, digerir todo eso me resultó muy complicado.

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