Tartar de remolacha y queso azul
Este aperitivo es apto para los que no comen animales, con el punto dulce de la miel de caña, el crujiente de los frutos secos y la intensidad del queso azul. Solo faltará un poco de pan crujiente para acompañarlo.
Este aperitivo es apto para los que no comen animales, con el punto dulce de la miel de caña, el crujiente de los frutos secos y la intensidad del queso azul. Solo faltará un poco de pan crujiente para acompañarlo.
Rebozar un aguacate puede parecer raro, pero el contraste entre la capa exterior crujiente y el interior cremoso es una fiestón para los sentidos. Y más si lo rematas con un chutney de tomate.
Para hacer este plato, vas a tener que ir a una casquería. Sí, nos referimos a ese puesto del mercado que suele espantar a mucha gente, del que pueden salir deliciosos platos 100% libres de remilgos.
A medio camino entre un rosbif y un tataki, esta presa semicruda con salsa japonesa puede servirte como aperitivo para compartir o como plato de pleno derecho, si te apetece ponerte como el Quico.
Este aperitivo se prepara en un santiamén y funciona a las mil maravillas. Para ser la envidia de tus vecinos, solo necesitas hacerte con productos frescos y no pasarte con la cocción.
En esta ocasión te lo servimos con pulpo asado, pero este sencillo puré de boniato tiene tantas variaciones como quieras. Si llevas hasta el límite su caramelización, cambia el cazo por el horno.
La versión tradicional de este plato italiano lleva berenjena, pero también puede prepararse con calabacín. Y elegir si lo fríes o lo cocinas a la plancha, o le pones quesos de sabor más o menos intenso.
Si solo se te ocurre preparar estas aves en escabeche, este guiso cremoso, sabroso y con patatas para aplastar en la salsa te abrirá todo un universo de posibilidades.
Una sartén, unos champiñones, un golpe de batidora y poco más es lo que necesitarás para hacer este recetón. De regalo, un truco para conseguir una salsa cremosa y bien integrada con la pasta.
Encontrar un buen ceviche de restaurante no siempre es fácil, pero para hacerlo en casa no necesitas más que un cuchillo bien afilado y algunos ingredientes nada complicados de localizar en un súper bien surtido.
Dos frutas, una hortaliza: no se trata de un combate cuerpo a cuerpo, sino de una nueva combinación con la que conseguir una sopa ligera y fresca que te dará vidilla este verano. Y el que viene, también.
Saca la ternera del plato, métela entre dos panes tiernos y fúndele encima un poco de queso. Solo puede mejorar con una mayonesa amostazada, encurtidos, cebolla y unas hojas o brotes que le den frescura.
La sopa japonesa más adictiva tiene una versión que te permite tomarla en una noche tropical y vivir para contarlo. Un caldo ligero, fideos y unos cuantos ingredientes más y recibirás un merecido 'dōmo arigatō'.
Ya es tarde para la operación bikini. Lo sabemos, y además no creemos en ella. Por eso proponemos esta receta, que rinde culto al chocolate, la galleta y el plátano. Sin remilgos, pero también sin comerse medio kilo.
La mezcla secreta del Coronel Sanders ya no lo es tanto desde que alguien la encontró apuntada en un cuaderno antiguo. Para que no nos acusen de plagio, la usamos para rebozar bacalao y meterlo en un delicioso bocata.
Dos pescados azules y sostenibles sometidos a un sorprendente proceso que nos regalan dos texturas diferentes en un mismo plato. Unas lentejas bien aliñadas sirven como base al festín.
No hay nada tan básico como una pizza Margarita, pero también puede ser una auténtica delicia si te lo curras con los ingredientes. Pocos, pero bien escogidos: ahí va la esencia de la cocina italiana.
Unas tortitas de origen suizo algo aligeradas gracias a la mezcla de patata y zanahoria. En lugar de freírlas en manteca, las hacemos a la sartén con un poco de aceite: todo el sabor, menos empapuce.
Hay un plato típico de la costa levantina que hace referencia a una ‘fideuada’ –una gran cantidad de fideos– hecho con marisco y pescado. Esta nada canónica versión, en cambio, usa las setas como acompañamiento.
Pasta, pescado azul y el toque cítrico y fresco del limón, todo envuelto por una salsa cremosa de yema de huevo, tomate seco y ajo confitado: si no estás salivando ya, lo tuyo es bastante grave.
Si tu placer inconfesable es la salsa agridulce de los restaurantes chinos, te va a encantar el toque de esta calabaza marinada con verduras, que para rematar también incorpora un toque picante.
Al plato, en un buen panecillo con extra de queso, en táper para comer en el trabajo o para una barbacoa con amigos: esta hamburguesa vegetal está tan buena que ni el más carnaca podrá resistirse.
Un homenaje al Ferrero Rocher hecho con chocolate de verdad y frutos secos, acompañado de una salsa de queso dulce. Los de la mansión del embajador se van a poner verdes de envidia.
¿Harto de aburridas ensaladas? ¿Cansado de pensar qué narices puedes hacer con arroz integral? Aquí te proponemos una manera divertida, innovadora y muy colorida de prepararlo.
Gracias al pimentón de la Vera y a unas butifarras o longanizas, le damos un giro local y rápido a un plato húngaro y lento. Si la globalización era esto, bienvenida sea.
¿Tienes ganas de un puchero reconfortante pero no puedes esperar dos horas a que se hagan las judías? Con unas de bote, pimentón y una base vegetal lo tienes. Para rematar, aguacate y cilantro.
Se alejan las fechas de la Castañada, del Magosto, de Todos los Santos y de Halloween, pero el boniato tiene pensado quedarse todo lo que dure el frío. Hoy, nos lo comemos en forma de ensalada.