Limonada casera
Es verano, hace calor, apetece algo fresquito y bla bla bla. Éstos son los tópicos habituales que soltamos cuando hablamos de limonada, y sobra insistir en ellos. Sí veo necesario hacer una pequeña reivindicación de la versión casera de esta bebida. Es extraño que prefiramos comprar Fanta, Kas, Trina o cualquiera de los refrescos de limón que existen en el mercado cuando hacer una limonada en casa lleva unos 10 minutos, y el sabor está a varias galaxias de distancia.
Eso por no hablar de los perjuicios para nuestro cuerpo del abuso de los unos (sí, los refrescos en-gor-dan) y los beneficios de la otra.
Esta limonada se diferencia de las habituales en que no se prepara con el zumo del limón, sino con la fruta entera. Por eso tiene un punto de amargor que la vuelve menos dulzona y más refrescante -si no te gusta el punto amargo, pelas los limones y punto. También es algo más densa y aprovecha mejor la fibra de la fruta.
Está basada en una receta de GoodFood, pero después de una prueba en la que obtuve auténtico engrudo, he adaptado las cantidades para que quede más líquida y un poco menos salvaje.
Por último, he introducido ingredientes nuevos como la menta y la sal para darle todavía más frescura.
Dificultad
Para seres unineuronales.
Ingredientes
Para 1-1,5 litros de limonada
- 4 limones (si pueden ser sin encerar, mejor)
- 200 gr. de azúcar
- 1 cucharadita de sal
- 1 rama de menta o hierbabuena
1. Si los limones están encerados, es decir, si la piel brilla, recomiendo pelarlos, simplemente para quitarles la parte amarilla. Si no, lavarlos bien. Cortalos en ocho trozos cada uno, y ponerlos en la batidora americana o en un recipiente para batidora normal grande.
2. Añadir la mitad del azúcar, medio litro de agua y media docena de cubitos de hielo (algo menos si son muy grandes). Si se usa batidora normal, mejor picar el hielo un poco antes. Triturar a conciencia hasta que quede una pasta. Colarla, reservar el jugo y volver a poner la pulpa en la batidora.
3. Añadir otro medio litro de agua, la misma cantidad de hielo y la sal. Volver a triturar y a colar y sumar al jugo anterior. Ponerle la menta y dejar que se enfríe de nuevo en la nevera. Si queda muy espesa, añadirle más agua.
4. Servir con más hielo todavía y si se quiere, decorado con más menta.
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