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Joyería gastronómica: mírame y no me comas

Mikel López Iturriaga

Pendientes, broches y collares con motivos alimentarios no son una gran novedad en las tiendas de bisutería españolas. Pero sí lo es descubrir a dos mujeres que trabajen con tanta perfección, gracia y delicadeza la llamada joyería gastronómica. Leticia de Jorge, vasca afincada en Rozas de Puerto Real (Madrid), y Stéphanie Kilgast, alemana francesa y residente en París, son dos artesanas que elaboran sus platos en miniatura con infinita paciencia, para después venderlas en tiendas o a través de Internet. La web de la primera se llama Mi Patata Corazón, y en ella se encuentran colgantes con pasteles lujuriosos, anillos con desayunos ingleses o broches con servicios completos de chocolate caliente. La segunda factura fascinantes réplicas de bizcochos, caramelos, tartas, cupcakes o sandwiches para adornar el cuerpo, y los muestra en PetitPlat.

Leticia de Jorge, de 45 años, abrió su página este verano, después de causar sensación con los anillos que hizo para la boda de su hermano David, presentador del programa de cocina 'Robin Food' en ETB. "Yo antes los montaba para mí y para mis amigos, porque siempre me ha gustado crear cosas con las manos. David vio algun anillo mío, y le gustó tanto la idea que me encargó los de su boda. El de él llevaba un pincho de tortilla con su pan y todo; el de ella, una romántica tarta de boda con su mousse de fresa alrededor. Les encantaron, fueron un éxito entre los invitados y tuve muchos encargos. Como ETB cubrió la boda en el restaurante de Martín Berasategui, y los sacaron en la tele, ya fue la bomba. Entonces tomé la decisión de esparcirlos por el mundo a través de la web".

El nombre de Mi Patata Corazón también tiene una historia familiar detrás. "Mi padre murió de repente hace dos años de una manera terrible. Era un gallego amante de las patatas sobre todas las cosas de comer. Su única hermana, cuando volvió a La Coruña el dia después de su entierro, me llamó porque al ir a cocinar había encontrado una patata con forma de corazón y estaba segura de que se la había mandado mi padre. Olvidé el asunto, pero ocho meses después, me levanté pensando que ese día mi padre hubiera cumplido 75 años. Cuando fui a hacer la comida y metí la mano en el cesto de patatas, salió la patata-corazón más perfecta que he visto nunca. Aunque no soy nada crédula de historias raras, estoy segura de que era para mí. Desde entonces he recibido tres más, en momentos muy apropiados. Así que la web no podía tener otro nombre: mi padre siempre me inspiró y ayudó en todos mis negocios, y desde el otro mundo también lo consiguió".

Sartenes mi patata corazon
Sartenes mi patata corazon
Anillos mi patata corazón
Anillos mi patata corazón

Leticia trata de que su obra sea fiel a la realidad, pero se permite "licencias". "En expresión de mi madre, creo 'según humor', y a veces las hago de una manera y otras veces, de otra. Nunca repito piezas y no tengo criterios preestablecidos". Entre artesanía e Internet, emplea un mínimo de nueve horas al día en su trabajo. "Tardo bastante, pues primero me paso semanas enteras haciendo pastelitos, hamburguesas, bollos... para luego pasarme las siguientes semanas montándolos en piezas de vajillas de casas de muñecas que localizo en subastas especializadas". La mayor dificultad de su trabajo la encontró en dar con los adhesivos apropiados: "Aunque siempre hay que tener en cuenta que son delicadas, intento que las piezas estén bien hechas y que cuidándolas te duren".

'Hobbie' contra el tedio

Stéphanie Kilgast, de 24 años, descubrió su pasión por las miniaturas en el verano de 2007, mientras buscaba un hobby con el que combatir el tedio. "Entonces yo todavía era estudiante, y como no encontraba un trabajo de verano decidí pasar siete semanas en casa de mis padres. En dos días estaba muerta de aburrimiento y loca por encontrar algo que hacer. Cuando tropecé con las miniaturas volví a mi infancia: de pequeña hacía comida de arcilla para mis Barbies. De alguna forma, esta pasión creció hasta que ocupó mi vida entera. En 2009 acabé Arquitectura y finalmente fui libre y feliz para ser una miniaturista a tiempo completo".

Kilgast comenzó vendiendo pendientes y colgantes de bocadillos en Etsy, para desarrollar después toda una línea de "joyas de minicomida". Define su estilo como "aburridamente realista, aunque colorido", y dice no poner ningún sentido del humor en su escultura. Por asombroso que parezca teniendo en cuenta la perfección de sus piezas, asegura que tarda 30 minutos en hacerlas. Y el alimento que más le cuesta esculpir son las fresas. "Son pequeñas y tienen hojas. No me gustan".

Salmon petit plat
Salmon petit plat
Pendientes tostadas petit plat
Pendientes tostadas petit plat

Sobre su público, la artesana afirma que muchos niños y adolescentes compran joyas con donuts o cupcakes. También vende a veinteañeros o a mujeres mayores que buscan joyería única, "sobre todo tartas de frutas". "Me imagino que la mayoría visten con bastante colorido y no les preocupa lo que los demás piensen de ellos. Los veo un poco como yo. Todas las cosas que hago las llevaría -y las llevo- yo misma. Yo soy mi cliente ideal".

En la misma línea, Leticia de Jorge ve a su clientela como "gente divertida de todas las edades". "He vendido a señoras, a niñas, a pijas, a rústicas del pueblo donde vivo... Creo que sobre todo hay que tener humor para colgarte un huevo frito del cuello e ir toda chula con él por la vida. Los chicos también me han descubierto y les hago colgantes con hamburguesas o perritos. Incluso se ha hecho moda entre los amigos de mi hijo de ocho años el pedirme un colgante como regalo de cumpleaños".

De Jorge y Kilgast coinciden en que no hay que poseer muchos conocimientos culinarios para componer esta clase de joyas -"puedes ser un cocinero horrible y un gran escultor", defiende Stéphanie. En lo que sí difieren es en su diferente grado de afición a la cocina. Mientras la alemana francesa asegura que le encanta cocinar y comer -"comida es vida"-, la vasca se declara cocinera forzosa. "Lamentablemente para mi chico y mi hijo sobre todo, no me gusta cocinar, pero lo hago porque es necesario. Y no se me da mal. Lo que realmente necesitas para hacer joyas gastronómicas es crear confiando en tu instinto. Prefiero mil veces hacer 200 anillos de los mios que un rosbif".

Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

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