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He venido a hablar de mi libro

Mikel López Iturriaga

Cómo no quiero soltar el clásico rollazo promocional cantando las virtudes de esta magna obra, me limitaré a contar que incluye 13 capítulos con títulos chistosillos, una lista de mis gastroblogs favoritos y de tiendas online de comida, y un calendario de las temporadas de los alimentos frescos. Cada receta va con un disco recomendado, algo muy moderno y muy de hoy en día. Ah, y también lleva un prólogo que os avanzo en supermegaexclusiva mundial. En él hablo más de mí mismo y de lo que pienso de la cocina que del libro, la verdad, pero así es uno cuando le dan rienda suelta, que no calla.

Libro las recetas del comidista 2
Libro las recetas del comidista 2

"Siempre he mirado con desconfianza las historias de superación motivadas por la crisis. Me irrita que me vendan como 'una nueva oportunidad' la quiebra de un proyecto o la pérdida de un empleo, algo que lo mires por donde lo mires es una desgracia. Cuando te piden que veas el futuro color de rosa siendo más negro que el carbón, siento que me están dando palmaditas en la espalda como si fuera idiota. Sin embargo, he de decir que este libro, de alguna forma, es un hijo del paro.

Si a principios de 2009 no me hubieran hecho el favor de despedirme del diario en el que trabajaba como redactor jefe nunca habría montado mi propio blog gastronómico, Ondakín. Sin Ondakín, los responsables de la web de EL PAÍS nunca me habrían llamado para hacer otro blog similar, al que puse el nombre de El Comidista. Y sin El Comidista, los amables señores de la editorial Plaza&Janés nunca habrían cometido la imprudencia de publicar este recetario, y el pobre se habría quedado en el mundo de los nonatos por siempre jamás.

Contra todo pronóstico, quedarme en la calle no sólo dio paso a nuevas y excitantes aventuras, sino que abrió la etapa más feliz de mi vida profesional por varios motivos. Cocino más que nunca y me lo paso pipa haciéndolo. Escribo sobre comida, un tema del que no soy un gran experto pero que me apasiona tanto como mi otra especialidad, la música pop. En EL PAÍS no sólo me dejan tratar los asuntos que me vienen en gana, sino que jalean mis impulsos creativos aunque a veces rocen la ida de olla. Tengo la inmensa suerte de publicar en Internet, por lo que cuento con una respuesta inmediata de mis lectores, personas que por lo general dan ánimos, aportan valiosas ideas y corrigen más de un error. No piso la redacción -punto importante después de haber currado 15 años en ellas- y puedo trabajar desde cualquier sitio. ¡Y encima me pagan!

Todos estos puntos contrarrestan mi natural carácter destemplado y generan en mí una alegría que se transmite en las entradas del blog, lo que en mi humilde opinión es una de las claves del éxito de El Comidista. En un país en el que hay demasiados cabreados campando por sus respetos, he elegido tratar la gastronomía sin humos, de forma relajada e incluso cómica, riéndome un poco de todo empezando por mí mismo. Y creo que la gente lo agradece. Tengo una consigna básica: pon en el mínimo espacio posible la máxima información y el máximo sentido del humor. Ojo, no confundir “humor” con “falta de rigor”: como dijo aquel, lo divertido no es lo contrario de lo serio, sino de lo aburrido.

Otro de mis principios fundacionales es el de no ponerme nunca en el pedestal y hablar como un sabio de la cocina. Primero porque no lo soy, segundo porque no hay mejor manera de ahuyentar a la audiencia que dándole la pelmada con una exhibición de conocimientos, y tercero porque ya hay suficientes divas en la gastronomía española como para sumar otra.

No tengo nada contra la alta cocina, los superchefs y los restaurantes de postín: me gusta conocer lo que hacen e ir a probarlo de vez en cuando. Aunque haya mucho farsante por ahí, reconozco el mérito que tienen muchos de ellos, y soy consciente de que marcan la pauta en muchas comidas que al final llegan al gran público. Pero mi liga es otra: la de la cocina hecha en casa, sin grandes complicaciones pero con un punto de originalidad y de refinamiento, no elitista, asequible a todos los bolsillos y a todas las personas tengan los conocimientos culinarios que tengan. Una cocina que huye del gourmetismo, la pomposidad y el rebuscamiento como de la peste. En palabras de David 'Robin Food' de Jorge, “una cocina sin chorradas”.

Me horroriza pensar que en España, un país con una buena tradición alimentaria que desde hace unos años es famoso en todo el mundo por sus chefs, cada vez cocina menos gente. Entre el bombardeo publicitario de la comida procesada y las prisas permanentes en las que vivimos no parece haber ni ganas ni tiempo para entregarse a tres de los mayores placeres al alcance del ser humano, como son el guisar, el comer bien y el dar de comer bien a los que te rodean.

Por suerte, hay un montón de blogs seguramente mejores que el mío que pelean contra esa tendencia, persuadiendo a sus lectores a base de excelentes y factibles recetas, fotografías seductoras y textos adictivos por su personalidad y su tono de-tú-a-tú. Como Obi-Wan Kenobis culinarios, ellos son nuestra única esperanza. Los que estamos en medios grandes debemos secundar ese esfuerzo por popularizar la cocina, especialmente entre el público joven: sin él, no future para la felicidad gastronómica en este país.

Quiero creer que tanto El Comidista como las 150 recetas de este libro pueden no sólo interesar a los que ya saben algo de cocina, sino animar a plantarse frente a los fogones a los perezosos, a los indecisos y a los temerosos del fracaso. A estos últimos les diré que todos la hemos cagado (y lo seguimos haciendo) con muchos platos, y que no pasa absolutamente nada. Hay una norma que se cumple casi siempre: la segunda vez sale mejor.

No es por exculparme de posibles fracasos, pero pienso que las recetas son sólo una guía, no un catálogo de normas que hay que seguir como si estuviéramos en un laboratorio haciendo un experimento científico. La cocina está sujeta a múltiples variables que la convierten en una de las ciencias menos exactas que existen. Pero eso es justo lo que la hace divertida, el ser una actividad viva y siempre cambiante. De hecho, bastantes de las fórmulas que se incluyen en este libro están modificadas respecto a lo que se publicó en Internet, bien por experiencias propias posteriores o bien por los sabios consejos de los lectores en los comentarios de los posts.

Si algo tengo claro después de estos años de gastroblogueo es que al enfrentarse a las cazuelas lo mejor es relajarse, tratar de entender por qué pasa lo que pasa en ellas, aprender de los errores, improvisar y adaptar la receta a lo que tienes, a lo que te gusta o a lo que te apetece en ese momento. No estresarse si no sale todo perfecto, porque los comensales sabrán apreciar el esfuerzo. Tomarse la cocina con buen humor. En definitiva, disfrutar, que es a lo que hemos venido a este mundo".

'Las recetas de El Comidista' se presenta en Bilbao el 30 de septiembre (Festival de la Risa), el 6 de octubre en Barcelona (Librería Mutt) y el 18 en Madrid (Fórum FNAC Callao).

Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

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