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La policía dietética investiga a los telechefs británicos


Estudios que tocan los... / JAMIEOLIVER.COM
Estudios que tocan los... / JAMIEOLIVER.COM
Mikel López Iturriaga

La carrera por llenar el buche hasta que se nos empiecen a ceder las costuras ha empezado. Alguna gente lo llama “Navidad”, pero en el fondo no es más que una maratón para ver quién recorre 75.000 calorías en dos semanas. No es que me quiera poner moralista: simplemente constato un hecho del que yo, con mi dieta del polvorón navideño (dos al día después de cada comida, recomendada por 10 de cada 0 nutricionistas), también participo.

Una parte de mí se rebela, y me lleva a promover la moderación en estas fiestas. Pero toda esa tontería se me pasa cuando leo u oigo a algún policía alimentario señalando con el dedo acusador a los que promovemos el disfrute con la comida sin calcular al milímetro la composición nutricional de los platos.

Cuando hablo de policías alimentarios me refiero a gente como los expertos de la Universidad de Newcastle que han publicado un estudio con la siguiente conclusión: las recetas caseras de los chefs de la televisión pueden ser más insanas que la comida preparada que venden los supermercados. Para llegar a este brillante hallazgo, analizaron 100 platos sacados de recetarios de cocineros como Jamie Oliver o Nigella Lawson, las compararon con 100 precocinados y vieron que los primeros tenían más calorías y grasas saturadas y menos fibra que los segundos.

Me encantaría saber quién ha financiado este informe, que fomenta con tanto descaro el consumo de basura comida envasada de grandes superficies. Pero no pensemos mal: quizá estos señores crean de verdad que ésta es más saludable que los platos que proponen los telechefs en sus libros. Traguémonos que una comida hecha por ti en tu casa con productos frescos es menos beneficiosa para tu cuerpo que una bandeja industrial con sus correspondientes aditivos, sustitutivos, conservantes y camuflantes. O mejor cuestionémonos si todo esto es cierto.

No dudo de que haya recetas de Oliver, Lawson y demás familia que sean hipercalóricas y colesteroláceas. En esto me siento identificado, porque algunas de las mías también lo son. Pero no todas. Ni siquiera la mayoría. Y aquí está el quid de la cuestión: para mí una alimentación sana no consiste en estar constantemente pendiente de la cantidad de calorías, fibra y grasas de cada plato. Es más, hacerlo es contraproducente. No se trata de desmayarte cada vez que ves un trozo de tocino o un pastel, sino de lograr que tu dieta sea lo suficientemente equilibrada como para combinar grupos de alimentos diferentes, consumiendo unos de manera intensiva (frutas, verduras, cereales y sus derivados, legumbres), y otros, más ocasional (carnes, lácteos, dulces). Esa variedad es la que trato de promover en este blog, y la que constato cuando leo los libros de cocineros a los que el estudio señala con el dedo.

Nigella-Lawson
Nigella-Lawson

Nigella Lawson, diosa de la lujuria gastronómica. / NIGELLA.COM

¿Puede un plato de comida casera rebosar calorías y grasas saturadas? Por supuesto que sí. Pero siempre lo preferiré a un plato prefabricado, digan lo que digan los sabios de Newcastle. Por suerte hay otros sabios más sensatos que están poniendo el punto de mira no tanto en las cantidad de calorías, sino en su calidad. Insisten en que los problemas de salud relacionados con la dieta occidental no sólo se deben a la sobrealimentación, sino también al consumo de comida procesada -manipulada a nivel industrial- en detrimento de los productos frescos. Es decir, al abandono de la cocina en las casas, esa cocina a la que el estudio le hace un flaco favor cuestionando a los que la promueven por pasarse alguna vez con la crema.

Como decía hace unos días el periodista Michael Pollan en una entrevista en Cukmi, "la desaparición de las habilidades culinarias nos deja a merced de las grandes corporaciones, que no cocinan con cuidado, con buenos ingredientes ni con amor. Sólo la comida hecha por humanos nos nutre realmente". No puedo estar más de acuerdo. El hecho de preparar la comida con tus propias manos te conduce casi siempre a alimentarte mejor, porque eres consciente de lo que te estás metiendo en el cuerpo. O al menos más consciente que con una comida cultivada en una fábrica que calientas en el microondas.

Actualización 27/12/2012: la institución que financió el estudio es Fuse, un centro británico de investigación en salud pública. Fuse recibe fondos de British Heart Foundation, Cancer Research UK, Economic and Social Research Council, Medical Research Council, y el National Institute for Health Research. Los autores del informe declararon que no recibieron ningún tipo de apoyo ni han mantenido relación con ninguna de las empresas que pudieran resultar afectadas por el informe en los últimos tres años.

Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

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