Rocas de chocolate, maíz y peta zetas
Los ochenta fueron años deleznables por culpa de los calentadores y los bañadores subidos por la zona de la ingle, pero fueron grandes por muchas otras cosas. Entre ellas, los Peta Zetas, esos caramelos explosivos que de pequeños nos hacían flipar porque no entendíamos cómo podían explotar de aquella manera y... bueno, de mayores más o menos también. Aunque sepamos que se debe al anhídrido carbónico, el momento de meterse una de estas guarreridas españolas (literalmente: la empresa que los produce, llamada Zeta espacial, tiene la sede en Rubí) sigue teniendo mucho de magia, por lo que algunos cocineros, cocinillas o chocolateros nostálgicos (las rocas de l´Exquisit son de pecado mortal) rescatan la explosiva chuche para sus creaciones dulces.
Los bocaditos que propongo hoy, elaborados por la gran Mònica Escudero, pueden servir para acompañar el café o para cerdear a cualquier hora, porque saben a merienda en los bancos de la esquina del cole y se comen sin sentir. Sale una buena cantidad, pero en un tupper o lata os pueden durar eones, sobre todo en invierno. El chocolate amargo, el crujiente de los maíces (también llamados quicos) y el dulzor de las pipas caramelizadas os harán ver con otros ojos las tiendas de chucherías.
Para los escépticos de la mezcla de dulce y salado, vuestra zona de confort es un rollo. De nada.
Dificultad: Hay que fundir chocolate. Casi imposible, vamos.
Ingredientes
- 150 gramos de chocolate con 70% de cacao
- 100 gramos de maíz salado (cuando más crujiente mejor, yo usé el original de Mr. Corn)
- 100 gramos de pipas peladas
- 2 sobres de Peta Zetas neutros
- 2 cucharadas soperas de azúcar