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Barbacoas, mayonesas y bananas: la pesadilla de las canciones del verano sobre comida


¿Cuánto habrán intervenido Georgie Dann y el vino en el baby boom de los 60? / KOIORA
¿Cuánto habrán intervenido Georgie Dann y el vino en el baby boom de los 60? / KOIORA
Mikel López Iturriaga

Si algo tienen estos meses es que hace calor, claro. Y con el calor se nos reblandece la sesera y todo nos parece bien, porque si no resulta inexplicable ese fenómeno llamado "canción del verano". En el estío triunfan esperpentos musicales que convierten los tres acordes de los Ramones en la Filarmónica de Viena, y por si fuera poco, llegan acompañados de bailes a cuál más ridículos y títulos tan brillantes como El tractor amarillo o Aserejé. Y sí, tú, hipster que odias este tipo de manifestaciones populacheras, no arrugues la nariz porque también te tomarás un par de Spritz de más una noche de verano, acabarás en las fiestas del pueblo "de un amigo" y bailarás los Pajaritos de María Jesús y Su Acordeón.

Aunque reniegue de ellas, yo también he sido capturado por algunas canciones del verano e incluso he practicado algunas danzas etílicas con ellas sonando. Así que he decidido rendirles un homenaje seleccionando, junto a mi asistente en temas sensibles Mònica Escudero, la créme de la créme de las mismas. Es decir, las que tratan de comida y bebida, dos temas muy recurrentes en este sub-sub-sub-subgénero musical, por cierto. ¿Por qué? Digo yo que será porque en vacaciones nos gusta ponernos como la Moñoño a jalar y a pimplar, pero no tengo una teoría científicamente probada al respecto. Como complemento, sugerimos posibles recetas de acompañamiento, que el trago de escucharlas se pasa mejor con un buen plato o una buena copa delante.

Pedimos disculpas por adelantado por la calidad regulera de algunas imágenes: se ve que en 1975 el HD no funcionaba bien del todo.

'MAYONESA', DE CHOCOLATE (2001)

Si para tu desgracia vivías en el planeta Tierra en 2001, recordarás este clásico de la canción latina interpretado por Chocolate, un grupo uruguayo de sólida carrera que lo petó y se extinguió en el mismo año. Varios de sus componentes se refundaron como Mayonesa y grabaron más títulos sobre comida como Banana bananón, Bate que bate o Su colita. La existencia de esta última canción puede confirmar que el texto de Mayonesa alude de forma velada a una masturbación o paja rápida en mitad de la pista de baile. Al menos en España nunca más se supo ni de los Chocolate ni de los Mayonesa, cosa que personalmente agradezco porque el pelo largo y húmedo del cantante me produce una grima que ni el de Joaquín Cortés.

Para acompañar: Para borrar los efectos secundarios de esta canción y reconciliarse con la mayonesa (y de paso, dejar de verla como algo obsceno), nada como una ensaladilla rusa casera.

'QUIERO SER MUY FELIZ', DE RUMBA 3 (1976)

No tengo muy claro si esto fue canción del verano, pero a mí me recuerda a las vacaciones que pasaba con mi familia en La Rioja allá por el Cretácico Superior, concretamente a los autos de choque de los pueblos en fiestas. Rumba 3 fue un grupo catalán que triunfó en los setenta acercando la rumba al pop chicle. Alcanzaron su mayor hit con No sé, no sé, que incluso vendió fuera de España, pero su mejor acercamiento lírico al mundo de la bebida fue Quiero ser muy feliz. En ella hacían una cosa muy normal -darse al alcohol para olvidar- pero de una forma un poco rara: pidiendo champán a un "bodeguero". Igual eran visitantes habituales de las cavas de Moët & Chandon y nunca lo dijeron para no arruinar su estatus de grupo fetiche para quinquis y navajeros.

Para acompañar: Algo suficientemente gamberro como para que te lo ponga un bodeguero, pero fino porque lleva algo como champán es esta sangría de cava. A la tercera jarra Rumba 3 te parecerán más modernos que Lana del Rey y Icona Pop juntas.

'MI LIMÓN, MI LIMONERO', DE HENRY STEPHEN (1968)

Henry Stephen, venezolano y ex componente de Los Impala, arrasó a finales de los sesenta con este temazo, cuya letra me sigue fascinando después de llevar décadas oyéndola. ¿Qué quería decir el autor con "me siento malo morena, cabeza hinchada morena, que no me paro morena, mmm, voy voy voy?". ¿Cómo se pudieron escribir estos versos si todavía no existía el traductor de Google? Un misterio digno de Cuarto milenio. Me inquietan mucho también los comentarios en YouTube de chavales de 19 años que cuentan que “les gusta mucho este tipo de música”: algo me dice que recibirán más de una colleja en sus vidas.

Para acompañar: Viejuno y alimonado, un limón helado de los de toda la vida. Que, además, te lo servían entero como el de la canción.

'LAS TAPITAS' (ANUNCIO DE LA ONCE, 2003)

La mejor parodia/homenaje de la historia a las canciones del verano la firmó la agencia Tandem DDB en una de sus campañas. Fueron los mismos publicistas los que compusieron -aunque no sé si "componer" es un verbo adecuado en este caso- la letra y se pusieron delante de la cámara, con la ayuda de las secretarias y hasta de la señora de la limpieza. La ONCE les pagó seis millones de euros por el invento, y poco me parece: 10 años después el "tengo chopitos" me sigue viniendo a la cabeza cada vez que le enumero a alguien las comidas disponibles en casa.

Para acompañar: No son chopitos, pero esta sepia estofada –que podría ser su versión kraken– también te puede hacer cantar de felicidad.

'LA BANANA (EL ÚNICO FRUTO DEL AMOR)', DE MICHAEL CHACÓN (2000)

Las letras de las canciones veraniegas siempre se han caracterizado por su profundidad, su inteligencia y su intensidad poética, pero sólo algunas están a la altura de la obra de Quevedo, Baudelaire o Yeats. La banana es una de ellas. Escrita por algún chimpancé tras comparar su miembro erecto con un plátano, esta canción es uno de los muchos bodrios que Latinoamérica mandó a España en los noventa para vengarse de la colonización. Claro que nosotros también les enviamos para allá a Amistades Peligrosas, así que yo diría que estamos en paz.

Para acompañar: Supongo que si la banana es el único fruto del amor este pan de plátano con chocolate también lo es, de alguna manera.

'SOPA DE CARACOL', DE BANDA BLANCA (1991)

Seguimos en clave latina: no sé si alguien se habrá tomado una vez una sopa de caracol, pero la rareza del plato no impidió que Banda Blanca hicieran el agosto en la España veraniega de principios de los noventa. Cuenta la leyenda que la melodía y el baile están inspirados en la música de los garí­funas, una etnia negra caribeña a la que los hondureños supieron sacar jugo logrando un gran éxito comercial. Atención a las chonis que bailan en el vídeo, extraído de la mejor época de Telecinco y presumiblemente grabado en una piscina de Alcobendas. Ah, y por si aún hay alguien que sigue con el mítico "guatanericonsu", informamos de que en realidad dice "what a very good soup".

Para acompañar: No se me ocurre ninguna sopa en la que participen los caracoles que me resulte más apetecible que un tiro en la rodilla, pero estos en salsorrade tomate de No más - de mamá son para "mover la colita" de contento. La colita es el trasero. Malpensados.

'EL GAZPACHO', DE LA OGRA QUE TODO LO LOGRA (2011)

O la canción del verano llega a la era 2.0. La Ogra es una trasbesti que se hizo famosilla en YouTube hace un par de años con temas humorísticos como Te borro del Feisbuh. En El gazpacho, grabado como siempre junto a un montón de amigas ultrapetardas de ambos sexos, lleva a cabo un imposible mix de Bollywood con la sopa fría española. Para mí se sitúa en la fina línea que separa lo que hace gracia y lo que da pena, pero los cientos de miles de visionados del vídeo prueban que sus fanses fueron legión.

Para acompañar: Pues un gazpacho bien moderno, de tomate y melocotón. No sé si es especialmente travesti, pero tiene un color muy bonito y seguro que a les señoras del vídeo les parece muy atrevido.

'SOPA DE AMOR', DE ANTONIO Y CARMEN (1982)

Como véis, la sopa es el plato favorito de las canciones del verano. Si la de caracol era babosa y la de La Ogra, fría, la de Antonio y Carmen lleva más azúcar que el cupcake de una maleni. Cuando en Sopa de amor suenan frases como "un hola con bechamel, un licor de frutas con helado de 'te quiero" te entran unas ganas irresistibles de destruir a la humanidad, así que conviene oírla sin tener cerca ningún botón para disparar cabezas nucleares. Siempre te queda el consuelo de que, tras este hit, ni Antonio ni Carmen se comieron un rosco en el mundo del espectáculo, aunque ella lo intentó y tuvo momentos inolvidables en series con un montón de premios Emmy como Al salir de clase.

Para acompañar: Siguiendo con las sopas frías –porque a estas alturas del verano, una caldazo sería más bien una sopa de odioesta de tomate y almendralo tiene todo para enamorar, y además es un poco rosa.

'LADY MARMALADE', DE LABELLE (1975)

Las LaBelle querían ser tus Ladies Marmalade, y me da que no se referían a hacerte unas confituras de albaricoque y un chocolatayaya caliente sino a que les comieras el tigre. Mil veces versionada y pinchada en los festejos estivales, es una canción que incita al putiferio, y por lo tanto, nos gusta. Tanto como la exuberancia de sus intérpretes: aquí las vemos adelantándose a su tiempo vestidas de Danaerys Targaryen, del gamusino de Up y de Grace Jones pasada por Batman.

Para acompañar: Unas butifarras con mermelada de tomate picante me parecen tan sugerentes como el "vulevucushéavecmuasesuá" que hizo hacer el ridículo con los/as franceses/as a toda una generación de españoles/as.

'SACA EL GÜISKY CHELY', DE DESMADRE 75 (1975)

Imagino que cuando compuso esta canción, El Reverendo (miembro de Desmadre 75 y después pianista de El Gran Wyoming) no sólo invitaba a celebrar la muy celebrable muerte de Franco, sino que parodiaba el garrulismo imperante en la España preconstitucional. El problema es que muchos no captaron la ironía y el tema se convirtió en una especie de himno palurdo de fiesta de pueblo. A mí siempre me suscitó la duda de qué tipo de güisqui es el cheli: ¿se referirían al Dyc?

Para acompañar: Otra viejunez (la ocasión lo merece), la tarta al whisky. Mejor con una copita al lado, ya puestos.

VINO GRIEGO, DE JOSÉ VÉLEZ (1976)

Para los más jóvenes, explicaré que José Vélez fue un cantante melódico que alcanzó cierta notoriedad en la España de los setenta por culpa de temas como Quieres que bailemos un vals y, sobre todo, por haberse implantado la dentadura de un caballo. Vino griego, otro de sus hits, es una inexplicable canción a la que sólo se le puede encontrar sentido en su contexto histórico: entonces el sirtaki molaba y Camilo Sesto había vendido a cascoporro con Melina, dedicada a la actriz y posterior ministra helena de Cultura Melina Mercouri. El tema es un poco tostón, pero el vídeo vale la pena por la excepcional interpretación del cuerpo de baile que acompaña a Vélez. Eso sí, hay que advertir que el canario tenía fama de gafe, así que si después de ver esto te cae encima una cornisa de un edificio o te atropella un autobús ya sabes por qué ha sido.

Para acompañar: O más bien para la resaca del vino griego ese –que tiene pinta de cabezón, solo hay que ver en el vídeo como ha dejado al bueno de Vélez– una spanakopita de espinacas y queso.

'LA BARBACOA', DE GEORGIE DANN (1994)

El rey. Lo que Elvis significó para el rock, Dylan para el folk o Bárcenas para los sobresueldos, es Georgie Dann para la canción del verano. Francia siempre ha sido un país alabado por acoger y hacer suyos artistas geniales de todo el planeta, pero pocos han señalado su inteligencia a la hora de deshacerse de talentos como el de Dann. Georgie se vino pa' España a finales de los sesenta y empalmó una serie de éxitos como el Casatchock, el Bimbó o el Macumba. Cuando vio que el tema de los bailecitos ya no daba más de sí, descubrió el filón de la comida. El pulpo, Los huevos, La cerveza o La batidora atormentaron buena parte de nuestros estíos, pero el clásico entre los clásicos es La barbacoa, la barbacoa, como me gusta la barbequiú. No deberíamos despreciar tan a la ligera las virtudes de este pionero del bótox: cantar sin cambiar la expresión y a la vez bailar­ sin despeinarse tiene su mérito, y mantener el mismo aspecto durante 50 años en plan Juan Pablo II, más. Nótese en el vídeo que el look de las bailarinas es dolorosamente actual: parecen sacadas de un anuncio de American Apparel..

Para acompañar: No se me ocurre nada, el vídeo, la canción y la coreografía son tan completos que ya me llenan.

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Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).
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