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Navidad de bajo coste: cómo triunfar en la mesa con poco dinero

Ahorrando que es gerundio. / DANI JIMÉNEZ
Ahorrando que es gerundio. / DANI JIMÉNEZ
Mikel López Iturriaga

Llevamos ya un par de semanas en las que –si no lees las noticias– parece que ya no estamos en crisis. Las tiendas están llenas otra vez; se habla de foie, de jamón, de langostas, de vinos y licores caros, y el ¡Hola! vuelve a sacar sus reportajes de lo que comerán los famosos en Navidad. Todos estamos dispuestos a aparentar que, como decía el señor del bigote, al menos por unos días España va bien. Pero como la realidad es otra y la cosa está bastante chunga para casi todos (y muy chunga para muchos, por desgracia), este mes hemos decidido cambiar la ya habitual receta de fin de mes por un "plan de supervivencia navideña en un fin de mes muy fin de mes".

Recordemos que la Navidad es estar con la gente a la que quieres (aunque a veces los asesinarías), reírse, toñarse y darle de beber a la abuela hasta que diga que nosotros no sabemos lo que es pasar hambre, cuente chistes verdes y se duerma en la mesa. Si hay que empeñarle el reloj para acompañar esos momentos con langosta, casi mejor se hace con un pollo con uvas, que tambien está muy bueno y en la Biblia no pone nada de que el niño tuviera especial gusto por el marisco caro. Aquí van algunos consejos para minimizar los gastos sin que el paladar se resienta.

Haz tus propios entrantes (y córtate un pelín)

Una parte importante del presupuesto navideño suele irse en los entrantes. Que, irónicamente, después son los culpables de que no nos entre lo que las madres llaman 'la comida de verdad'. Limitarlos un poco y prepararlos en casa ayudará a controlar el gasto. Los quesos de untar tuneados con aceitunas y especias, con setas, ajo y perejil o con un poco de trucha ahumada, mostaza y eneldo, acompañados de tostadas y unos bastoncitos de verduras, son baratos y muy resultones. Las aceitunas aliñadas, los flanes salados y las mantequillas tuneadas (y otras recetas que publicaremos en los próximos días) son otras opciones para convertir un aperitivo low cost en una fiesta del sabor y la variedad.

Pásate (por un día) a la cocina molecular

No se trata de lanzarse a comprar nitrógeno líquido y congelarlo todo, no os asustéis. Solo es una idea sencilla para darle un punto de sabor y una presentación diferente a algunos platos: hacer perlas de zumos, licores o salsas solo con un poco de agar agar (un alga de alto poder gelificante) y aceite de girasol frío. El proceso (podéis verlo aquí) es tan sencillo como parece, y se puede usar en muchísimas bebidas y preparaciones dulces y saladas.

Recupera los guisos

La gallina o el pollo en pepitoria, el cordero al chilindrón, el pollo con setas y vino dulce o la merluza en salsa verde –alegrada con algunas almejas, si se quiere– son perfectamente recuperables en estas fechas. Saben a tradición y a amor de madre, son reconfortantes cuando hace frío y, en un momento en el que la vida es una carrera de ratas el 90% del tiempo, es un bonito acto de amor cocinar a fuego muy, muy lento durante tres horas algo para los tuyos, ¿no?

Sigue la tradición italiana: cena lentejas en fin de año

La tradición italiana dice que quien come lentejas la noche de fin de año tendrá buena suerte con el dinero al año siguiente. Además están buenísimas, son baratas y a esas alturas de las fiestas ya estás hasta el toto de comer y lo que quieres es pasar el trance y ponerte toña rapidito. Incluso lo agradecerás al día siguiente, porque su aporte proteico si las combinas con hidratos "hará colchón" (y la grasa de los sacramentos que las acompañan, también) y el alcohol habrá hecho menos estragos en tu cuerpo. Un negocio redondo, vamos.

Practica el omnivorismo consciente

Una vez más, ahí va la típica pelmada de "no hace falta ponerse ciego a animales muertos para comer bien, la abundancia no es eso". Pero es que es así, también en Navidad. Menos carne pero de mejor calidad, acompañada de unas buenas verduras bien sazonadas y preparadas, nos ofrece un plato de mayor calidad y una digestión más fácil. Las verduras que prepara Jamie Oliver en este vídeo son un festival del sabor, para hacerles tres mortales al estilo Nadia Comaneci: una amiga mía las preparó para su novio vegetariano en unas navidades y tuvieron más éxito entre todos los comensales que el corderazo al que acompañaban.

¿Quieres carne? Pasa del solomillo

Ya sabemos que, por alguna extraña mutación genética propia de los homo sapiens acomodados, llevamos en el ADN la absurda información "fiesta = necesidad de comer cortes magros de carne como el solomillo". Haz oídos sordos a su llamada, y apuesta por piezas mucho más baratas que pueden resultar igual de sabrosas (o más) si les aplicamos las cocciones lentas y largas apropiadas. Hablo de carrilleras, pancetas y demás parientes. Aplica el mismo criterio al pescado: ¿qué tal si pasamos del consabido rape o de la abominable lubina de piscifactoria y nos tiramos a unos salmonetes rellenos de hierbas o con torronada y encurtidos?

Si de verdad NECESITAS comer marisco...

A pesar de todo lo antes mencionado, la carne es débil, el ser humano es voluble y blablabla. Y tú necesitas imperiosamente comer marisco el 24. No te lo podemos asegurar al 100%, pero es probable que en tu pescadería más cercana no hayan terminado con sus existencias de marisco fresco pocas horas antes de Nochebuena. Este no va a resistir hasta fin de año, y hay que darle salida, así que los precios se ajustan un poco más cada hora que pasa antes del momento del cierre. Repetimos: esta estrategia no es 100% segura –así que aseguraros de tener un plan B–, pero muchas veces sí funciona. Risky business, como los de Tom Cruise.

Recicla como si no hubiera un mañana

No estamos descubriendo nada que nuestros antepasados no supieran: los cocidos son la mejor idea en Navidad. Podrás dar de comer opíparamente a toda la familia los días de festejos, alimentarte con las sobras del caldo, legumbres, patatas y carne durante el resto de la semana y, cuando te parezca más atractivo un tiro en la rodilla que una gota más de caldo, con lo que sobre hacer canelones o croquetas para comer en el momento o congelar. Los asados también tienen un reciclado sencillo, por ejemplo en ensaladas: la de lomo frío con pimientos y aceitunas o la de pollo con col, manzana y gorgonzola pueden funcionar perfectamente como entrantes o aperitivos para el 25 o el 1. Con los postres, ídem de lienzo: este pastel de panettone te servirá para darle salida cuando se te quede securrio.

Practica el postre ligero

El turrón no se lo come nadie, asumámoslo. El mazapán y demás viejuneces, aún menos. Así que mejor prepara una refrescante mousse de limón, compra un sorbete de mandarina o de algún otro cítrico (y, si quieres, mézclalo con vodka o cava), algo de fruta fresca presentada de una manera diferente y, si es estrictamente necesario, recurre a esos socorridos surtidos de turrones que te evitarán tener que comprar una barra de cada.

Bebe rico y barato

Hazte amigo del dueño de la bodega o tienda de vinos más cercana (suelen ser muy majos, así que no será difícil). Busca vinos y espumosos de tu zona, descubre pequeñas cooperativas, ponte un presupuesto y ajústate a él. Te sorprenderá lo factible que es descubrir buenas propuestas a precios razonables, como las de Casa Mariol, Fulanito y Menganito o las de el libro Los 100 mejores vinos por menos de 10 euros.

No a la histeria compradora

Grábatelo en la cabeza: Navidad no es la 3ª Guerra Mundial. Las tiendas sólo cierran el 25 y el 1 (y el 26 en Cataluña), por lo que no hace falta aprovisionarse como si llegara el holocausto nuclear o el apocalipsis zombi. Gran parte del derroche de estas fechas viene causado por la paranoia del "no tendremos suficiente", totalmente injustificado porque en Navidad SIEMPRE sobra comida. Compra lo justo, ten en cuenta que el resto de la familia traerá cosas, y relájate: nadie se quedará con hambre.

Cuida la presentación

No hacen falta copas talladas a mano, porcelana fina ni cubertería de plata. Solamente poner la mesa y servir los platos como te gustaría verlos a ti: puedes usar frutas (manzanas, peras o granadas) frutos secos y velas para hacer centros de mesa, tarros de conserva como soporte para velas o alguna de las ideas fáciles y casi gratis que abundanen Pinterest y otras webs (algunas horrorosas, pero otras bastante chulas y simples).

Documentación: Mònica Escudero.

Más ideas para platos y menús en el Especial Navidad de El Comidista.

Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

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