Ensalada de patata y bacalao
La aparición de este plato traía promesas de días largos, sol y mar, y me ponía de un buen humor que todavía se me contagia cada vez que preparo uno por el estilo. Algo que suele pasar a menudo, ya que una de estas ensaladas improvisadas sobre la marcha con ingredientes pescados en el Mercat de la Abacería de camino al trabajo suele ser la comida que compartimos Mikel y yo al menos una vez por semana, sea verano o invierno (la 'cocina' del estudio que compartimos tampoco da para mucha sofisticación). A veces cambiamos la patata por garbanzos, arroz o judías, y el bacalao por anchoas o bonito, pero la esencia es más o menos la misma, y aunque se supone que la patata no debe pasar por la nevera a mí me encanta encontrarme unos restos bien fríos al día siguiente. Si queréis convertir esta ensalada en un plato aún más sexy, probad a añadirle un huevo mollet. Solo tenéis que contar cuatro minutos exactos desde el momento en el que el agua hierva, y os quedará la clara cuajada y la yema cruda y jugosa, que se mezclará con la vinagreta y os hará olvidar todo lo malo de este mundo. Una versión de esta receta se publicó originalmente en un libro que escribí el año pasado, A vueltas con la tartera.
Dificultad: Para bacalaos y otros pescados.
Ingredientes
Para 4 personas
- 4 patatas nuevas grandes (6 si son medianas)
- 250 gramos de lomo de bacalao desalado
- Un pimiento verde
- 1/2 pimiento rojo
- 24 cebollitas en vinagre
- Un puñado de aceitunas (verdes o negras, al gusto)
- 4 cucharadas de salsa romesco (opcional)
- Vinagre de Jerez
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta