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Crema de coliflor verde y yogur con avellanas caramelizadas

 Coliflor de inspiración africana / EL COMIDISTA
Coliflor de inspiración africana / EL COMIDISTA

Las verduras y frutas de otoño han llegado al mercado con fuerza, y da un gustazo tremendo ver ese festival de setas, calabazas de todas las formas y colores, granadas, caquis, chirimoyas y otras maravillas comestibles de la naturaleza. Entre todo ese Pantone hortícola que me guiñaba el ojo en la frutería, la que consiguió ligar conmigo fue una coliflor poderosa de un vistoso color verde, que me susurró al oído promesas de amor, salteados y lujuriosas cremas.

Cuando llegamos a casa y nos tomamos una copa para romper el hielo me contó que, al contrario que a su prima de color blanco, a ella le dejaban tomar el sol. Por eso podía desarrollar la clorofila y tenía ese saludable colorcillo, más vitamina C y más aroma que "la paliducha". Tampoco dejó muy bien a otro familiar cercano que me genera verdadera simpatía, el romanescu. En fin, que mientras ella me iba hablando de sus cosas yo me imaginaba ya en faena: cortar, picar, rehogar... y en un despiste cogí mi cuchillo más afilado y procedí. Le acompañé con algo de patata –poca, porque la idea era que fuera ligerita–, hinojo en bulbo y semilla para darle un toque fresco y anisado y yogur de oveja. Unas avellanas caramelizadas le dieron el toque crujiente y dulce que la elevó al Olimpo de las cremas. Y no tengo nada más que decir, Señoría.

Como primer plato se puede comer tal cual, pero se le puede dar un poco más de enjundia y convertirla en una cena ligerita si se acompaña con una tostada –o dos– de pan de centeno gratinada con vuestro queso favorito. Yo le puse un poco de cheddar madurito que tenía por la nevera, pero un poco de camembert, stilton o casi cualquier otro funcionarán igual de bien.

Ingredientes

Para 6 personas

  • Una coliflor –verde o no– de unos 800 gramos
  • 2 cebollas
  • 2 patatas medianas
  • 1 puerro (la parte blanca)
  • 2 yogures de oveja
  • 1 bulbo de hinojo
  • 60 g de avellanas
  • 2 cucharadas de azúcar
  • 750 ml de caldo de verduras o pollo
  • Sal
  • Pimienta
  • Aceite de oliva
  • 1/2 cucharadita de semillas de hinojo o alcaravea

Instrucciones

1.
Pelar las cebollas y cortarlas en trozos medianos. Dorarlas en una olla grande a fuego medio con un chorro de aceite de oliva. Cuando hayan cogido algo de color, añadir el puerro y la patata y seguir el proceso. Cuando todo esté dorado, añadir la coliflor y el hinojo troceados –solo hay que quitar las partes que sean realmente leñosas, el resto no es necesario– y darle vueltas al conjunto un par de minutos más.
2.
Mojar las verduras con el caldo, llevar a ebullición y añadir las semillas de hinojo o alcaravea. Cocer tapado a fuego lento durante unos 15-20 minutos o hasta que las verduras estén tiernas. Rectificar de sal si es necesario, añadir uno de los yogures y procesar hasta conseguir una crema de textura fina.
3.
Romper un poco las avellanas con ayuda de un trapo y un mortero (o la base de una taza, por ejemplo). No tienen que quedar muy pequeñas, y si queda alguna entera tampoco pasa nada. Ponerlas en una sartén antiadherente a fuego alegre hasta que cojan algo de color, en ese momento bajar el fuego a medio, añadir el azúcar y remover sin parar hasta que se caramelicen un poco. Poner sobre un plato hasta que se enfríen.
4.
Servir la crema caliente o tibia con una cucharada del yogur restante y parte de las avellanas caramelizadas y un poco de pimienta recién molida. Se puede tomar sola o acompañada de tostadas gratinadas con queso.

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