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Chocolate con café, nata y teja de almendra

 Jetapostre is back, now with more jeta / EL COMIDISTA
Jetapostre is back, now with more jeta / EL COMIDISTA

Me suena que ya hemos comentado en alguna ocasión que ninguno de los firmantes en este su blog estamos especialmente dotados para esa mezcla entre alquimia, interiorismo y brujería que es la repostería. Contar los ingredientes en gramos –con la posibilidad de fastidiar el invento por una cantidad ínfima–, el horno por minutos y no poder hacer las cosas "a ojo" o "lo que admita" nos pone más nerviosos que Frodo en una joyería, aunque me duela confesarlo (especialmente cuando veo las virguerías que hacen algunos maestros del tema).

Por eso me apunto encantada a la tendencia del jetapostre –tras la estela de grandes éxitos como los vasitos de tarta de queso y mandarina o los fresones con salsa de naranja y almendras–, preparaciones sencillas que permiten que hasta los gañanes en la materia consigamos resultados dignos con poco esfuerzo y menos complicación. La propuesta de hoy es una versión fría y tuneada del clásico chocolate a la taza, con una base de galleta para darle algo de textura, un poco de nata para alegrar la cosa y una teja de caramelo y almendra que en menos de cinco minutos te hace parecer un alumno aventajado de Escribà.

La intención era hacer algo menos empapuzante que una crema o una mousse, un postre de cuchara que con un poco más de leche puede convertirse en un batido para un desayuno o merienda lujurioso, y también en algo más contundente cambiando parte de la misma por nata o añadiendo más cantidad de chocolate y harina de maíz. El único secreto para que el invento salga bien es utilizar unos ingredientes de calidad, sobre todo la leche, la nata y el chocolate que son la piedra angular del tema. Si usáis un preparado para chocolate a la taza –truco para practicar el jetapostrismo total–, no hace falta que pongáis la maicena.

El café le aporta un toque aromático, diferente y alejado de la clásica merienda infantil, y supongo que puede ser sustituido por Kahlúa o licor café si queréis ponerle un punto chispi al asunto. La teja de almendra es un truco sencillísimo que mejora el emplatado y aporta un toque crunchi –también me recuerda al guirlache que preparaba mi abuela cuando era pequeña–, pero si os parece demasiado esfuerzo no sufráis: aguanta perfectamente sin él. Sobrará nata montada, pero dado que es un rollo montar una cantidad más pequeña podéis guardarla y zampárosla al día siguiente con unas fresas, con lo que técnicamente os estaréis comiendo casi una macedonia. Casi.

Nivel de dificultad

Es un jetapostre: básicamente hay que calentar, trocear y mezclar.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 125 gramos de chocolate negro
  • 250 ml de leche entera
  • 50 ml de café
  • Una cucharada no muy colmada de maicena
  • 200 ml de nata para montar
  • 3 cucharadas soperas de azúcar sin refinar
  • 16 almendras tostadas
  • 2 galletas tipo granola (yo usé unas de avena)

Instrucciones

1.
Calentar la leche y el café a fuego medio y trocear el chocolate. Cuando hierva, retirar del fuego y añadir el chocolate, una cucharada de azúcar y la maicena, removiendo bien para integrarlo y que no queden grumos. Reservar hasta que esté a temperatura ambiente.
2.
Poner media galleta desmenuzada en el fondo de cuatro vasos, tarritos o tazas, repartir el chocolate por encima y llevar a la nevera.
3.
Preparar las tejas haciendo un caramelo en una sartén con las dos cucharadas de azúcar restantes y las almendras, volcando la mezcla sobre un papel de aluminio o de horno para poder separarla fácilmente cuando se enfríe. Se puede hacer todo de una pieza y luego romperla, o cuatro en forma de círculo o bastón.
4.
Montar la nata –ponerla un rato antes en el congelador facilita el proceso–, y servir el chocolate bien frío con una cucharada generosa de la misma y una teja para decorar.

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