Pollo dulce y picante con salsa tailandesa
Lacamos unos contramuslos jugosos con miel, salsa de chile y soja, les dejamos la piel bien crujiente y refrescamos el conjunto con una salsa de verduras de inspiración tailandesa. Resístete si puedes.
Empiezo este post con un alegato salvaje a favor de las salsas mexicanas, esos acompañamientos a medio camino entre la ensalada y la salsa tal y como la conocemos en el resto del mundo. Frescas, cítricas, crujientes, salvajes, sin miedo a mezclar fruta y verdura, a veces picantes, siempre aromáticas. Solo hace falta un cuchillo afilado y una tabla para prepararlas, así que se pueden hacer en la cocina más precaria y con el mínimo conocimiento.
Aunque la más popular es la conocida como 'pico de gallo', hay infinitas versiones para acompañar infinitos platos. Como una con rabanitos, muchísima cebolla, cilantro y un picante muy loco que prepara Esther, la madre de mis amigos Tonatiuh y Zitaima de Cloudstreet Bakery para acompañar unas empanadas de cazón cuya receta tengo que conseguir sí o sí.
Con una de estas 'salsas' con pepino y manzana acompañamiento perfecto para unos contramuslos dulces, salados y picantes –gracias a la mezcla de soja, miel y cualquier salsa alegre– conseguimos un combo ganador de aire tailandés. Y voy a hacer otra reivindicación, esta vez a favor del contramuslo. Esa pieza a la que poca gente hace caso, pero que tiene la combinación perfecta de grasa-chicha-hueso para quedar perfecta al horno, la cazuela o la sartén.
Si no tenéis horno, podéis preparar el pollo en una sartén: sin la marinada, primero a fuego lento, con el lado de la piel hacia arriba y tapado hasta que esté hecho (unos 15 minutos). Destapad, subid el fuego a tope, dadle la vuelta y en menos de dos minutos podéis conseguir una piel crujiente muy difícil de conseguir en el horno, donde el efecto es mucho más lacado.
Si os van las emociones fuertes y no tenéis problemas de tensión alta, podéis reducir el líquido de la marinada y usarlo como salsa, pero para mí es definitivamente demasiado salado. Si queréis un plato más contundente, solo tenéis que añadirle un poco de arroz integral, yuca o plátano macho frito y ya tenéis la fiesta montada.
Dificultad
¿Tienes un horno? Puedes hacerlo. ¿No lo tienes? También.
Ingredientes
Para 4 personas
- 8 contramuslos de pollo con piel y hueso
- 2 cucharadas de miel, miel de caña o azúcar moreno
- 3 cucharadas de salsa de soja
- Salsa picante al gusto
- 1/2 cebolla roja
- 1/4 de taza de hojas de cilantro
- 1 pepino
- 1 manzana verde
- 1 cucharadita de ralladura de jengibre
- Chile fresco (opcional)
- El zumo y la ralladura de la piel de una lima
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- Sésamo
- Sal
- Arroz, yuca o plátano macho frito para acompañar (opcional)
Preparación
- Preparar una marinada con la salsa de soja, la salsa picante, la miel y un par de cucharadas de agua. Mezclar bien hasta que se integren todos los elementos, untar bien el pollo con ella, ponerlo en una bolsa zip, sacarle el aire y dejarlo marinar en la nevera un mínimo de dos horas (idealmente, de un día para otro).
- Poner el pollo y la marinada en una bandeja de horno y hornear a 180 grados, tapados con papel de plata, 50 minutos, y cinco minutos más destapados subiendo el horno a 225.
- Mientras, preparar la salsa/ensalada cortando en daditos la manzana y el pepino sin pelar, la cebolla –pelada–, y el chile (si se usa). Mezclar con el zumo de lima, el jengibre, una pizca de sal, el aceite de oliva y, en el último momento, las hojas de cilantro.
- Servir el pollo inmediatamente con un poco de sésamo encima, acompañado de la salsa/ensalada y, si se quiere, arroz, yuca o plátano macho frito.
¿Has tenido problemas preparando esta receta o cualquier otra de El Comidista? Escribe a la Defensora del Cocinero: defensoracomidista@gmail.com
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