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Chiringuitos en los que no harás el gamba

A estos diez chiringuitos puedes peregrinar en plena canícula, con la arena al rojo vivo y descalzo. No te defraudarán.

En nada, estarás en uno.
En nada, estarás en uno.HERNÁN PIÑERA

Hace un año, más o menos, la fotografía de una cuenta desmesuradamente alta puso en evidencia algo que ya todos sabíamos: aunque los chiringuitos son uno de los grandes inventos de la humanidad, algunos se desvían por el lado oscuro de la fuerza y se convierten en trampas para turistas.

Además, para qué engañarnos, en muchos chiringuitos sucede como en los negocios de restauración de las áreas de servicio o los aeropuertos. ¿Para qué van a darte bien de comer si caerás en ellos sí o sí?

En El Comidista somos grandes amantes de poner la mente en barbecho y toñarse a la sombra de un chambao con vistas al mar, es decir, somos fieles del estilo de vida chiringuitero. Pero como dirían los Beastie Boys: tienes que luchar por tu derecho a chiringuitear dignamente, sin hacer el gamba.

Copazo con vistas, en Boianit.
Copazo con vistas, en Boianit.BOIANIT

Boia Nit

Salvador Garcia Arbós y Mònica Escudero son dos de las personas con mejor gusto gastronómico que conozco y ambos me han hablado alguna vez del Boia Nit como si se tratara del paraíso que se promete a los mártires. Yo jamás lo he pisado, pero conozco el trabajo de Manel Vehí, coctelero responsable de este chiringo, y me entusiasma. Si ya me gustan sus cócteles super elaborados cuando los tomo sin estar a pie de playa, cómo no podría entusiasmarme hacerlo en su hábitat natural, contemplando la bahía de Cadaqués. Buena música, un paisaje que quita el aliento y copones de calidad… suena bien.

El Maravillas

De nuevo, recomendación de Mònica Escudero, coordinadora de la alcachofa. El Maravillas está en una de las largas playas del Prat de Llobregat, población cercana y al sur de Barcelona. Es fruto del empeño de Miquel Àngel Vaquer; hacedor de los vermuts de Casa Mariol, entre otras cosas. Vamos, que si quieres disfrutar de un chiringuito sin caspa y con comida de calidad a un salto de Barcelona, este es tu refugio.

Pelayo

En el Pelayo he vivido alguno de los momentos chiringuiteros más felices de mi vida. Lo encontraréis al final de un camino tortuoso que que desemboca en la Playa de Migjorn de Formentera. Se trata de un pequeño chamizo –sofoisticación, la mínima– cubierto de una pineda en el que sirven pescado fresco a la plancha y, los domingos, inmensas paellas comunitarias cocidas a la leña. Es un lugar para sentirse un Tarzán playero, cocerse con vino blanco y terminar con un chapuzón en las cristalinas aguas pitiusas. Me teletransportaria ahora mismo. Y ahora. Y ahora también.

Un atardecer en los Caños visto desde la Jaima
Un atardecer en los Caños visto desde la JaimaMARÍA EUGENIA SERRANO

Jaima Meccarola

Mucho más posproducida es la inmensa jaima de tres pisos –que descienden de la carretera a la playa– de Caños de Meca. Se come muy decentemente –hay que reservar–, se bebe de forma correcta y hay bastante postureo, ingrediente que, en los chiringuitos, me parece tolerable. Hay que acudir a la caída del sol, en modo Sandokán –no sé por qué la gente en Caños de Meca se disfraza, como en Ibiza–, y sentarse en uno de sus pufs bajos –todo aquí respira Al Andalus 2.0– a beber un mojito lentamente. O dos un poco más rápido.

El chiringuito de Ayo

Álvaro Muñoz, organizador del Málaga Gastronomy Festival y miembro de la Academia Andaluza de Gastronomía, recomienda lo del Ayo. Es un chiringuito de la playa de Burriana (Nerja, Málaga), donde preparan un arroz memorable, hecho a la leña y sobre la arena. Considerando que se trata de una e las mejores playas de la Costa del Sol y que el Ayo lleva desde 1969 dándole a la paellera, habrá que probarlo, ¿no?

Casa de la playa

Mi amiga Sarah, una conejera criada en la playa de Arrieta, me recomienda encarecidamente La Casa de la Playa. Es uno de esos lugares a medio camino entre el chiringuito y el restaurante remojado por las olas. Mientras te preguntas cuánta agua hay en el Atlántico puedes hincharte a papas con mojo y pescado fresco del día. Rompemos una lanza por este chiringuito de Lanzarote.

El Bigotes

Si frecuentas Ibiza es más que probable que, tarde o temprano, termines en el restaurante de Cala Mastella –maravillosa–. Más conocido como el chiringuito de El Bigotes, por los peludos apéndices e su propietario, aquí se cuecen unos bullits de peix que te recuperan de una ruta por Amnesia, Space y Privilege. A mí me entusiasma, pero si quieres la oipinión de alguien serio y con criterio, lee lo que Jose Carlos Capel escribió sobre él.

Ariki Beach

Buenos bocadillos y ensaladas, música ajena a salchipapas y ambiente hawaiano. El Ariki es el hijo pequeño de los propiestarios de Oli Ba Ba, uno de los chiringuitos más exitosos de la provincia de Valencia. Mantiene la misma inclinación por los Mares del Sur que su hermano mayor, pero parece un poco menos producido, lo que siempre decanta el chiringómetro hacia la parte positiva.

Un chiringuito con pedigrí
Un chiringuito con pedigríLA PLAYA LUANCO

Playa Luanco

Es un restaurante, pero está a pie de playa, ofrece buenos cócteles y zumos de fruta y una cocina muy decente… así que lo aceptamos como chiringuito con pedigrí. Posiblemente, el más señor de esta lista.

Pénjamo Sunbar

Aunque asocio chiringuito con mar cálido y clima caluroso, ingerir margaritas y sopes de cochinita pibil con las Cíes de fondo me parece de un exotismo muy loco. El Pénjamo Sunbar, en la playa de Patos (Nigrán, Pontevedra) ofrece todo eso y más. O sólo todo eso que ya es mucho.

¿Cuál es tu chiringuito favorito? Cuéntalo en los comentarios y hagamos entre todos un verano mejor y más digno.

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