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Albóndigas de pollo sin fritanga

Preparamos unas albóndigas de pollo sin freír, que se pueden tomar frías y con una mezcla de sabores que te enganchará al primer mordisco. Tómalas tal cual o conviértelas en parte de un bocata o una ensalada.

En una tortilla de trigo o maíz también están muy buenas
En una tortilla de trigo o maíz también están muy buenasMÒNICA ESCUDERO

Aunque en España tenemos la costumbre de tomar las albóndigas guisadas en diferentes tipos de salsa, fuera de aquí –en Grecia, Turquía o Suecia, entre muchos otros lugares– es habitual comerlas ‘en seco’, acompañadas de una salsa para mojar. Las sabrosas bolas de hoy, se inspiran totalmente en esta escuela albondiguística, además de saltarse a la torera otra costumbre local: en lugar de freírlas, las cocinaremos en el horno o sartén tapada, lo que las hará mucho más ligeras y jugosas.

Es importante usar contramuslo de pollo porque, además de ser más barato que la pechuga, es bastante más jugoso, así que no hace falta añadirle grasa para conseguir un resultado satisfactorio. La zanahoria y la cebolla previamente doradas también aportarán su punto de dulzura y la piel de limón la frescura cítrica, y no hará falta mucho más para disfrutarlas como segundo plato ligerito (o más gocho, si se acompañan de arroz, puré de patata, cuscús o lo que se prefiera).

Puedes añadir más verduras a la ecuación siempre que tengas claro que no van a volver la masa demasiado densa, o al revés, deshecha y difícil de manejar, algún fruto seco, especias o aderezos –con trocitos de cacahuete, cilantro y curry en pasta están buenísimas–, e incluso hervirlas en agua o caldo si no tienes un horno o sartén en condiciones cerca (a lo mejor lee esto alguien que está participando en Supervivientes o algo así, y no le vamos a dejar con hambre).

Estas albóndigas se pueden tomar perfectamente a temperatura ambiente, así que te las puedes llevar sin problema de picnic, a la playa o donde prefieras. Solo tendrás que cambiar la crema agria (o yogur) por una salsa de tomate ligera –como un tomate natural cocido con un poco aceite, y reducido hasta el punto que prefiramos–, acompañarlas de una ensalada o tomarlas tal cual, solas, que también están muy buenas.

Dificultad: No es necesario haber trabajado con las jefas en Bolero.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 500 g de contramuslo de pollo picado
  • Unos 40 g de pan de víspera
  • Un trocito de pimiento rojo
  • 1 zanahoria
  • 1/4 de pimiento verde
  • Leche (para mojar el pan)
  • 1 huevo
  • 1 chalota
  • 1 cebolla pequeña (½ si es grande)
  • 1 diente de ajo
  • 150 g de crema agria o yogur
  • 2 cucharadas de cebollino picado
  • Sal
  • La ralladura de 1 limón
  • Aceite de oliva
  • Orégano
  • Pimienta

Instrucciones

1.
Mojar el pan con la leche hasta que esté bien empapado. Mientras, pelar y picar la cebolla, el diente de ajo, los pimientos y la zanahoria (esta última también se puede rallar). Dorarlos en una sartén con un poco de aceite.
2.
Mezclar bien la carne picada con las hortalizas y el ajo dorados, el pan bien escurrido, un huevo, sal, pimienta, la ralladura de limón y orégano al gusto.
3.
Con las manos ligeramente húmedas, hacer unas 20 bolitas y cocinarlas unos 20 minutos en el horno a 180 grados o unos 15 en una sartén con muy poco aceite tapadas, haciéndolas girar con cuidado de vez en cuando una vez estén suficientemente hechas como para no romperse.
4.
Mientras, hacer la salsa mezclando el cebollino picado –reservar un poco para decorar– la chalota también picada muy fina, la crema agria, un pellizo de sal, una generosa cantidad de pimienta y un chorrito de zumo de limón.
5.
Servir las albóndigas calientes, tibias o a temperatura ambiente acompañadas de la salsa.

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