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Mejillones a la crema con patatas fritas

Los puristas de estos bivalvos sólo los preparan al vapor, pero queremos abrir un poco sus branquias glotonas con una salsa para mojar pan (o patatas).

Guárdate algunas chips para rebañar la crema. Si puedes.
Guárdate algunas chips para rebañar la crema. Si puedes.MARTA MIRANDA

Los mejillones son unos bivalvos tan agradecidos –no son caros y prometen mucho placer mientras acumulas sus valvas vacías en el plato– que lo único que nos piden es que les prestemos un poco de atención, maqueándolos para dejarlos presentables, sin barbas –que se llaman biso o byssus– ni restos de pequeños crustáceos o anélidos. Ese ratillo trajinando bajo el grifo tiene su recompensa, que compartir una bandeja de mejillones une y reconforta, te lo digo yo.

Me rodea una panda de puristas del mejillón que siempre me repite: “A mí dámelos al vapor, sin cosas raras”, de manera que, para hacer la contra y abrir un poco sus branquias glotonas, los he cocinado a la crema. Y prometo seguir probando con otras “cosas raras” hasta que acepten la diversidad recetera del mejillón.

A lo mejor te parece que un kilo de mejillones para dos raciones es un poco demasiado, pero te aseguro que se acaban enseguida –que son todo concha– y, si los pones de primer plato, no te sobrarán.

Para hacer la cosa más aparente y divertida, los he acompañado de unas patatas fritas chips caseras que son muy fáciles de hacer. Me dirás que si puedes usarlas de bolsa, y yo te diré que allá tú, que vale y que mejor si son buenas, pero alguna vez en la vida hay que probar a marcarse unas chips caseras en el currículum de cocinillas doméstico.

Para epatar por completo he usado patata monalisa y patata violeta, que lucen mucho mezcladas. En los mercados y algunas grandes superficies no es difícil encontrar las patatas vitelotte. Reserva algunas para el final, ese momento en el que ya te has comido toda la mejillonada y en la bandeja queda la crema, y ataca recogiendo puchitos de salsa con las patatas hasta que ya no quede nada que rebañar.

Cuidado con la sal; prueba siempre al final y añade solo si es necesaria, los mejillones ya aportan sal suficiente y podrías arruinar el plato si te entra la alegría salando a lo loco.

Si cuando los mejillones están ya cocidos y abiertos observas que hay demasiado líquido, aparta una parte a un vaso y guarda el caldo congelado: será un tesoro que podrás utilizar cuando vayas a cocinar arroz de pescado o marisco.

Dificultad: Para gente que sabe ir y volver de la pescadería.

Ingredientes

Para 2 personas:

  • 1 kilo de mejillones
  • 100 ml de vino blanco
  • 1 chalota
  • 200 ml de nata
  • Cebollino o perejil fresco picado
  • Pimienta blanca recién molida
  • 1 patata monalisa mediana
  • 3 patatas vitelotte o violeta
  • Aceite de oliva
  • Sal

Instrucciones

1.
Limpiar los mejillones rascando las conchas y eliminar las barbas usando un cuchillo. Desechar los que vengan rotos. Enjuagar las conchas, secar y reservar.
2.
Pelar la patata, lavarla y cortarla en láminas muy finas con una mandolina o un cortador.
3.
Poner las patatas en un recipiente y llenarlo con agua fría. Dejar reposar 15 minutos y enjuagar hasta que el agua salga limpia y clara.
4.
Colocar las patatas sobre un paño de rizo y cubrir con otro paño para secarlas por completo.
5.
Calentar un cazo hondo con abundante aceite. Cuando el aceite esté muy caliente, echar las patatas por tandas; en cada tanda debe haber pocas patatas, tienen que bailar en el aceite. Mover las patatas con una espumadera para que se hagan por igual.
6.
Sacar las patatas fritas a un plato cubierto con papel de cocina y reservar. Cuando cada tanda se haya enfriado y escurrido, pasarlas a un plato, añadir un poco de sal y reservar. Si algunas patatas han quedado blandas, reservarlas y dar un golpe de fritura al final.
7.
Calentar una cazuela con dos cucharadas de aceite de oliva. Cuando el aceite esté muy caliente, añadir la chalota picada y dejar que se poche durante varios minutos hasta que empiece a estar más blanda.
8.
Añadir los mejillones, mover y dejar que tomen calor. Bañar con el vino blanco, colocar una tapa y dejar que se cocinen durante 5 minutos o hasta que estén abiertos.
9.
Retirar la tapa y eliminar los mejillones que hayan quedado cerrados.
10.
Añadir la nata, mover y cocinar durante 2 minutos.
11.
Colocar los mejillones, que deben estar completamente abiertos, en una fuente y dejar que la salsa que haya quedado en la cazuela se reduzca a fuego fuerte hasta que tenga textura de crema. Probar la salsa y rectificar de sal si es necesario.
12.
Verter la crema sobre los mejillones, espolvorear con pimienta blanca recién molida y cebollino o perejil picado, y colocar las patatas fritas encima. Puedes reservar la mitad de las patatas para mojarlas en la crema al final, cuando ya no queden mejillones en la fuente.

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