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Nueve vinos naturales que deberías probar

¿Perdido ante la explosión del vino natural? Expertos solventes recomiendan sus botellas favoritas de este líquido con carácter, comprometido con el medio ambiente y que no lleva nada más que uva.

Uva y nada más que uva
Uva y nada más que uvaPIXABAY.COM

Zumo de uva y nada más que uva, sin absolutamente ningún añadido, y también sin quitarle nada ni filtrarla: esto es lo que podemos encontrar en un vino natural. Vinos sin sulfitos añadidos -que no es que sean malos en la concentración que se usa en el vino, pero estos no los llevan-, cultivados de manera respetuosa con el medio ambiente, singulares y comprometidos con su entorno y el resto de productores. El vino natural sobre el papel es una buenísima idea, pero cualquiera que haya probado uno elaborado con poca gracia sabrá que en la práctica no es tan fácil: puede tener matices entre sidra y quitaesmaltes y la textura del agua de haber fregado un after.

Por eso hemos recurrido a nuestro comité de expertos vineros, más necesario que nunca para que no caiga uno malo en nuestra copa y no perdamos la confianza en este tipo de elaboración. Algunos de los seleccionados no son vinos precisamente baratos, porque casi todos son de pequeña o pequeñísima producción. Pero tampoco están pensados para tomar a diario: son más bien para un momento especial, como ese capricho que te das para celebrar un cumpleaños, una buena noticia o simplemente la vida.

Malas Uvas 2016, de La Perdida

La sumiller Clara Isamat forma, asesora, organiza catas y hace casi cualquier cosa relacionada con el vino desde Vinos Compartidos. Su primera sugerencia es Malas Uvas, un vino elaborado con una palomino -una variedad no muy bien vista en tierras gallegas, nos cuenta Isamat que refleja “una época de penurias que en la viña se solucionó con una variedad productiva, buscando cantidad antes que calidad”- y Dona Branca. “Malas Uvas es una declaración de intenciones, un saber escuchar lo que la tierra te da y saber interpretarlo para que unos pocos -por su escasa producción-, lo podamos disfrutar”, reflexiona la sumiller, que se refiere a él como “un vino natural intenso, elegante, emocionante e inteligente, que refleja como pocos la naturalidad radical de un paisaje difícil de trabajar”. Precio: unos 17€.

Nas del Gegant

Uno de los primeros vinos naturales –biodinámico, para ser concreto– que probó nuestro crítico gastronòmico Jordi Luque fue Nas del Gegant “Es un cupaje de la Bodega Escoda-Sanahuja, en Conca de Barberá, que resulta en un vino rotundo y que cambia inmensamente de una añada a la siguiente”, nos ilumina Luque mientras vemos como le brillan los ojitos recordándolo. Le tiene cariño por eso y porque, en una ocasión, se bebió una botella entera que sabía a rayos. “Estaba en mal estado, pero yo pensaba que era una característica del vino, por aquello de que era natural y necesitaba abrirse. A pesar del incidente, lo recomiendo si te gustan los vinos potentes y muy complejos”. Aprovechamos para deslizar un consejo: el vino natural sabe diferente, pero nunca debería saber mal. Precio: unos 12,50 €.

Le Naturel de Vintae

Este post no estaría completo sin una referencia de Pascual Drake, nuestro experto oficial en esto de la uva fermentada. Pascual recomienda el vino Le Naturel, de Vintae -los mismos que elaboran dos joyitas como el Matsu o el López de Haro-, una pequeña producción procedente de la agricultura ecológica elaborada con garnacha y otras uvas. Dicen en su página que su sabor es un “ataque de fruta fresca” y que es un vino “amable, ligero y muy fácil de beber”. Pascual se muestra entusiásticamente de acuerdo, y recomienda beberlo “con cualquier cosa o solo: está tan bueno que la compañía es lo de menos”. Precio: unos 7€.

Rubaiyat de Barranco Oscuro

A nuestra coctelera oficial Mar Calpena, además de irle los tragos cortos y largos -sobre todo prepararlos, pero también bebérselos- también le sulibeyan los perjúmenes del Rubaiyat de Barranco Oscuro. “Es un vino andaluz hecho en altura, con aromas a pimienta blanca y negra y, sobre todo, flores secas como violetas”, asegura mientras se nos hace la boca agua. Entrando ya en el discurso profesional lo define como un vino con “una estructura nada corpulenta, con un paso muy fácil y un retronasal mucho más potente de lo que te esperarías. Además, con muy buena acidez y un postgusto superlargo". Precio: dependiendo de la añada, entre 16 y 20€.

Berretes Orange 2015

Es cuanto menos sorprendente que, entre todos los vinos naturales habidos y por haber, dos de nuestros expertos hayan coincidido en el Berretes Orange. Tanto Clara Isamat como el asesor gastronómico, chef y gordópilo David Monaguillo beben los vientos por este vino ‘embabujado’ -la expresión zamorana para un vino blanco fermentado con los hollejos- que se ha popularizado como Orange, en referencia a los vinos blancos tradicionales con largas maceraciones en Georgia. “Berretes Orange, además de ser un gran vino, es un grito a la libertad de expresión que incita a la reflexión”, matiza Isamat, que asegura que su producción es fruto de la independencia ideológica de sus elaboradores, Juan José Moreno y familia, que se oponen a la industrialización del campo y recuperan viñas centenarias. Monaguillo lo define como un vino “turbio como agua de pozo, pero muy rico. Sabroso, cítrico y frescachón como pocos”. Las uvas son Godello centenario y Albillo Real y la producción es de 250 botellas (que van buscadísimas, por cierto). Precio: 17,50 €.

Can Credo

Jordi Luque se había quedado con ganas de contarnos otro de sus descubrimientos en el mundo del vino natural, concretamente el del Celler Credo, hijos del gran productor de cava del Penedés Recaredo. “Me entusiasma este xarel·lo –en Alella, Pansa Blanca– fresco, ligero y con una acidez muy controlada”, explica mientras fantasea con abrir una de sus botellas allí mismo. Lo llaman Can Credo como a la bodega, en la que hacen bandera de esta uva, un cruce entre la gibi y la brustiano faux muy utilizada para hacer cava, propia del Penedés y con un aroma y sabor pronunciados característicos. Brindemos por ella (y con ella, de paso). Precio: unos 18 €.

Parellada de Celler Tuets

Uno de los restaurantes que conozco en los que llevan más tiempo apostando por los vinos naturales es Rasoterra, un vegetariano fabuloso del que ya os hemos hablado antes. Chiara Bombardi, una de sus ideólogas, quiere compartir con nosotros su pasión por los vinos que elabora Albert Domingo -sexta generación de agricultores, actualmente practican el cultivo ecológico- en Celler Tuets. “De los 4 monovarietales que hace, este año en Rasoterra tenemos la parellada: un vino eco y sin sulfitos, con un tipo de uva poco usada para monovariedad, muy ligero pero riquísimo”, se entusiasma Bombardi. Los vinos de Celler Tuets se elaboran con las mismas levaduras de la uva y sin filtrar, expresando al máximo su lugar de origen. Precio: unos 9,5 €.

De sol a sol Velasco 2012

Joan Gómez Pallarès es el hombre detrás del blog Devinis, todo un referente nacional, y también escribe sobre el tema en El País Semanal. Joan apuesta por De sol a sol Velasco 2012, un vino que hace Julián Ruiz en La Mancha (Quero, Toledo) con la uva Tinto Velasco. “Son cepas que se plantaron directamente sobre el suelo hace 150 años. Es un sabor en estado puro, sin pie americano, con largos meses de hollejos y sin aditivo alguno. Un vino que sabe a sabiduría centenaria y a trabajo duro, a cielo oscuro y a mirto”. Aunque suene algo duro, Gómez Pallarés asegura que se trata de un vino fresco y adictivo, que “tomaría con alguna de las antiguas recetas de escabeche manchego templado, con conejo por ejemplo”. Precio: unos 12€.

Susucaru, de Frank Cornelissen

En cualquier tema relacionado con el pimplar es mandatoria la recomendación de Narciso Bermejo, el jefe de todo lo que se Macera en Madrid y Barcelona. En este caso ha escogido el Susucaru, de Frank Cornelissen un vino elaborado en la falda del Etna, que Bermejo define como de “una calidad sobresaliente, color rosado y una nariz a tomate fresco y fruta que crea adicción, alta acidez y muy buen equilibrio. Aguanta todas las comidas, quizá algo falto de cuerpo para grandes fondos pero hace muy buen trabajo aportando frescor entre cada cucharada”. Un vino del siglo 21 por que es un vino del siglo 14, y que Narciso puntúa con un 10. Precio: unos 20 €.

¿Tienes un vino natural favorito? Cuéntalo en los comentarios y seguro que alguien te lo agradece (empezando por nosotros mismos).

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