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Ensalada de verano de patata y pepino

El verano sabe a ensalada de patata, eso lo sabe hasta Chanquete. Hoy proponemos una versión fresca con pepino, encurtidos y huevo duro, con truco extra para conseguir una cebolla que se digiere sin problema.

No es rusa, ni falta que le hace
No es rusa, ni falta que le haceMÒNICA ESCUDERO

A estas alturas del verano y sin haber publicado aún una ensalada fresquita de patata: esto a vosotros os puede parecer una anécdota, pero yo vivo con miedo a que mi progenitora me quite el apellido (o peor, decida convertirme en el blanco de su afiladísimo sentido del humor). Porque si hay un plato que me recuerda a los veranos de la infancia -con perdón del empedrat, a base de legumbres, al que también le sacábamos bastante partido- es la ensalada de patata.

Mi madre la prepara sin una receta fija, siempre con un montón de hortalizas frescas o escalivadas -más verdura que patata, por norma- y un poco de proteína animal en forma de huevo duro, bonito, queso fresco o feta, anchoas o unos restos de pollo asado (creo que mi madre ya era vegetariana flexible antes de que los modernos se apropiaran del término). Unos encurtidos o aceitunas, y una vinagreta que podía incluir variaciones con mostaza o frutos secos marcaban la diferencia.

En la versión de hoy incluyo una técnica que aprendí con las papas aliñadas que sirven en el Puerto de Santa María, en versión simple -patata, cebolla, aceite, vinagre de Jerez, sal y pimienta- o con un lomo de melva o bonito para darle más enjundia. La cosa es tan sencilla como aliñar la patata en caliente, y añadir la cebolla también en ese momento: mientras la primera se empapa a tope de la vinagreta, la segunda se ablanda un poco, pierde fuerza y se digiere más fácilmente, además de no repetir de manera traicionera mientras hablas con un compañero de trabajo.

Tunead la ensalada base con lo que os apetezca: pulpo y perejil, sardinas de lata, daditos de jamón o pata y morro cocidos. Lo importante es el punto fresco del pepino y la alegría que le dan los encurtidos o variantes; a partir de aquí, lo que os apetezca. Aprovecho para saludar a la inspiradora de todo esto: mami, espero que esta receta te traiga buenos recuerdos y te ponga tan contenta como el día que le dije que, por fin, me gustaba el queso azul.

Dificultad: Encender el fuego para hervir las patatas.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 1 cebolla grande o 2 cebolletas pequeñas
  • 80 g de pepinillos, alcaparras o cualquier encurtido (yo usé lombarda encurtida en casa)
  • 2 o 3 patatas nuevas medianas enteras (unos 500 g en total)
  • 2 pepinos pequeños (unos 500 g)
  • 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra (y un poco más para emplatar)
  • 4 cucharadas de vinagre al gusto
  • 4 huevos
  • 20 aceitunas negras
  • 2 cucharadas de perejil picado
  • Sal
  • Pimienta

Instrucciones

1.
Hervir las patatas enteras con piel unos 25/35 minutos, dependiendo del tamaño que tengan. Cuando estén listas -y sea posible hacerlo sin quemarse- pelarlas y cortar en trozos medianos.
2.
En caliente, mezclar con la cebolla cortada en tiras y aliñar con aceite, vinagre, sal y pimienta al gusto. Dejar enfriar a temperatura ambiente, y después pasar a la nevera hasta que esté fresco.
3.
Mientras, hervir los huevos nueve minutos, enfriar y pelar. Trocear dos y añadirlos a la patata, junto a los encurtidos y el pepino cortados pequeños y la mitad del perejil.
4.
Servir con el resto de los huevos en gajos, un poco de perejil, las aceitunas, sal y pimienta y un chorrito de aceite.

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