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Pollo asado con ciruelas frescas

Aprovechamos la temporada de ciruelas para usarlas en una receta salada con unos jugosos contramuslos de pollo. Puedes ponerle patata, boniato o servirlo sobre una base de arroz o cuscús: triunfarás seguro.

Bendito horno
Bendito hornoMÒNICA ESCUDERO

Por alguna razón que nunca he entendido muy bien estamos más acostumbrados a guisar con ciruelas secas que con su versión fresca. Ahí es donde me pierdo: tenemos muchas variedades de temporada, a un precio muy razonable y que quedan ideal con carne de cerdo, pato o pollo (además de en platos fríos). Por aquí ya han desfilado aderezando un lomo, en ensalada con tomate y en crema con melón y calabacín, además de jetapostres en las que las cocimos con vino y acompañamos con mascarpone. De aves nada de nada, así que me tocó hacer justicia y encender el horno.

Para este asado usé las ciruelas Stanley -más bien alargadas, moradas por fuera y amarillas por dentro- porque están en plena temporada y me gusta el equilibrio entre dulzura y acidez que tiene. Podéis usar el tipo que más os guste, teniendo siempre en cuenta que si ponéis unas claudias el plato quedará muy dulce y si lo hacéis con unas que estén demasiado ácidas va a parecer pollo al limón. Si solo disponéis de variedades con una de las dos características podéis combinar dos tipos diferentes y ya estará solucionado.

Le puse patatas mini -también llamadas “baby” o “del chef”- porque tenía unas cuantas rondando por casa, pero cualquier tipo de patata nueva -troceada, en este caso, para que se haga a la vez que el pollo- serviría. También podríamos poner boniato o unos puerros, más cebolla y un poco de hinojo. Si lo servís sobre un poco de cuscús, un arroz suelto o con un buen pan de hogaza para mojar seguro que no os ponen pegas.

Para asar un pollo entero, usad la técnica que os enseñamos en este vídeo y poned las ciruelas en la base junto a las verduras. Si tenéis un pequeño problemilla de adicción con el ajo asado como alguien que conozco -bueno, vale, soy yo- podéis esconder unos cuantos más sin golpear en la bandeja. El pollo no quedará fuerte, y tendréis algunos dientes para rechupetear o untar en una rebanada de pan de hogaza con un poco de mantequilla, sal y pimienta.

Cada horno, cada pollo y cada verdura es un mundo, así que es posible que cuando vayáis a subir la temperatura del horno para dorar la piel del pollo no haya tanto jugo en la bandeja como para tener que reducirlo (durante la última parte de la cocción siempre reduce un poco, al ir destapado). En ese caso podéis dedicaros a tomar un aperitivo, poner la mesa o hacer placajes a los amigos, familiares o víctimas potenciales de los aromas que salen del horno, que a estas alturas estarán preguntando cada dos minutos “cuándo comemos”.

Dificultad: Menos de lo que le costó a Marjane Satrapi hacer el suyo.

Ingredientes

Para 6 personas (o 4 con bastante hambre)

  • 6 contramuslos de pollo (si puede ser, campero)
  • 6 ciruelas rojas tipo Stanley (o al gusto)
  • 1 cebolla dulce
  • 4/6 dientes de ajo
  • 100 ml de vino blanco seco
  • Unas ramas de romero (o tomillo)
  • 400/600 g de patata nueva (depende del hambre)
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • Sal
  • Pimienta

Instrucciones

1.
Encender el horno a 150 ºC. Pelar y cortar la cebolla en tiras no muy finas. Cortar las ciruelas a lo largo, quitar el hueso y cortar cada mitad en tres o cuatro gajos (también a lo largo). Lavar muy bien la piel de las patatas y, sin pelarlas, cortarlas en trozos de unos tres cm de lado.
2.
Si el pollo tiene restos de plumas, quitarlas o quemar las más pequeñas con ayuda de un soplete de cocina o con el fogón de gas más pequeño. Aplastar unos dientes de ajo con piel, haciendo presión con la hoja de un cuchillo plana, dos tablas de cortar o la base de una taza.
3.
Poner todos los ingredientes que hemos cortado hasta ahora en una bandeja de horno, añadir el aceite y las ramas de aromáticas -podemos guardar alguna para decorar al servir, las del asado quedarán oscuras-, salpimentar y remover bien para que el aliño se reparta. Verter el vino con cuidado por un lateral para que no “lave” el lecho de verdura. Poner encima el pollo salpimentado, tapar con papel de horno o de aluminio y hornear durante 90 minutos.
4.
Pasado este tiempo, sacar, destapar y subir la temperatura del horno a 220 ºC. Si hay mucho jugo bastante líquido en la base, volcarlo en otro cazo con mucho cuidado de no quemarse (suele ir bien inclinar la bandeja en diagonal o hacia la parte más estrecha, usando una tapa de sartén bien cubierta con un trapo para hacer de tope mientras dejamos que el jugo resbale).
5.
Devolver el pollo al horno y reducir el jugo a fuego medio sin perderlos de vista (pueden tardar entre cinco y 10 minutos). Cuando el pollo esté dorado y apetitoso y el jugo haya espesado, servir el asado con la salsa (aparte o en la misma bandeja poniéndola también por los lados para no ablandar lo crujiente). Si se quiere, cambiar las ramas secas por otras frescas.

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