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Ocho rellenos y una masa de quiche que no son los de siempre

La tarta salada más famosa del mundo admite infinidad de rellenos: jamón, higos, brócoli o hasta aguacate. Te enseñamos a combinarlos -y a respetar las proporciones- para que tengas un otoño inmejorable.

Vete encendiendo el horno, que la cosa promete
Vete encendiendo el horno, que la cosa prometeFLICKR

La quiche es una tarta salada sencilla que admite infinidad de rellenos, aunque es fácil que nos quedemos con las recetas más clásicas porque a veces la vida no te da para ir disrumpiendo como si fueras Ferran Adrià. La técnica para cocinarla deberías tenerla dominada, ya que el jefe de todo esto, Mikel López Iturriaga, hizo un vídeo donde la explicaba de manera clara y prístina. Pero desgraciadamente con ella no venía la creatividad para ponerte a combinar ingredientes dentro de la masa.

Para que funcione, solo tenemos que recordar que por cada huevo deberemos usar 75 ml de nata: 300 ml para 4 huevos es una medida bastante buena para una quiche de tamaño normal. También es importante asegurarnos de que el relleno no va a soltar líquido que convierta el relleno en aguachirri y ablande la masa y asegurarnos de que su textura vaya bien con el resto de elementos. Al hacer las proporciones, hay que pensar que la mezcla de huevo y nata tiene que seguir notándose, porque si no en lugar de una quiche tendremos: a) una ensalada, si nos pasamos con la verdura; b) un mazacote, si nos pasamos con ingredientes más duros. Si la teoría te parece muy bien, pero tú lo que quieres es una quiche para cenar, no te apures: vamos con las propuestas concretas.

Jamón, tomate seco y queso suizo

Añade a los cuatro huevos y 300 ml de leche -salpimentados- del relleno 75 gramos de jamón -decente, pero no hace falta que te dejes el presupuesto en uno ibérico, que lo vas a meter en el horno-, cinco tomates secos previamente hidratados en agua tibia durante una hora y picados y 75 g de queso suizo rallado. Si quieres, al servirla puedes ponerle encima un poco de cebollino picado.

De pollo, puerro y brócoli

Perfecta para reutilizar esas sobras de pollo asado que amenazan con languidecer en la nevera. Si es una pechuga y está seca, cuando la cortes a dados caliéntala con un poco del jugo del asado para que recupere algo de humedad. Añade a la mezcla de huevo y nata batidas unos 200 g de ese pollo. Súmale la parte blanca de un puerro pochada con poco aceite y a fuego medio y 300 g de brócoli en pequeños arbolitos que previamente habremos hecho al vapor durante 5 minutos (o al microondas la mitad de tiempo).

De salchichas y espinacas

Dora en una sartén con mucho aceite una cebolla picada. Cuando casi esté lista añade unos 200 g de salchicha o butifarra sin la tripa, y dale vueltas durante un par de minutos. Añade 200 g de espinacas tiernas crudas, y dale vueltas hasta que se hayan consumido y se haya evaporado el agua que contienen. Mezcla el resultado con la mezcla salpimentada de 4 huevos y 300 ml de nata y listo para hornear. Puedes añadir un puñado de nueces troceadas: le darán resistencia al mordisco.

Uno de los muchos rellenos que puedes hacer
Uno de los muchos rellenos que puedes hacerFLICKR

De cebolla caramelizada, avellanas y brie

Carameliza un kilo de cebollas amarillas -en esta receta te contamos la técnica: es sencillísimo, pero hay que tener un poco de paciencia- y corta en daditos 150 g de brie. Mezcla con los 300 ml de nata y los cuatro huevos y añade un puñado de avellanas picadas en trozos irregulares. Si tienes un poco de tomillo, añádele unas hojas: su aroma les va bien a los tres ingredientes.

De higos y queso de cabra

Rompe 150 g de queso de cabra -rulo- en trozos, con las manos y dejando algunos trozos más grandes y otros prácticamente reducidos a polvo. Pela o quita la punta y la base -dependiendo del grosor de la piel- a unos 10 higos (alguno más si son pequeños, menos si son muy grandes) y pártelos por la mitad a lo largo. Mezcla el queso con los cuatro huevos y los 300 ml de nata salpimentados -cuidado con la sal, el queso ya es potente-, vierte encima de la masa y pon los higos con cuidado para que su carne quede hacia arriba.

De habitas, menta y alcachofas

Para esta receta puedes usar habitas frescas, en aceite o congeladas; y también alcachofas frescas o congeladas, pero nunca de bote: el ácido cítrico que usan como conservante arruinaría el resultado. Cocina 200 g de habitas y los corazones de seis alcachofas al vapor, hervidas o salteadas -como suelas hacerlo- y dales vueltas durante un par de minutos en una sartén a fuego alegre con un diente de ajo picado. Añade unas ocho hojas de menta medianas -más si son pequeñas, menos si son muy grandes- picadas fuera del fuego, deja temperar y vierte en la mezcla de 300 ml y huevos salpimentada. Ya puedes llevarlo al horno.

De aguacate y panceta

¿Ha llegado el aguacate hasta los rellenos de quiche? Ha llegado el aguacate hasta los rellenos de quiche. Puedes añadir picante al relleno de la quiche -300 ml de nata y cuatro huevos salpimentados- con tu chile en polvo favorito (no te pases, no queremos que abrase la boca, solo un ligero toque). Ponle un aguacate cortado en cubitos y 120 gramos de panceta o bacon que previamente habremos troceado y pasado por la sartén para que suelte grasa, y ya puedes hornearlo. Un poco de perejil le dará un bonito color verde.

De manzana, bacon e Idiazábal

El cerdo y la manzana son buenísimos amigos, y esta versión de la quiche se beneficia de ello. Pon en una sartén 120 g de bacon en dados. Cuando sude, añade tres manzanas y una cebolla peladas y en daditos. Cuando esté todo dorado y sin líquido, deja templar y mézclalo con 100 g de Idiazábal en trocitos y los cuatro huevos y 300 ml de nata batidos y salpimentados (de nuevo, cuidado con la sal: el bacon y el queso ya tienen).

Con masa de patata

Si tienes antojo de quiche pero no tienes masa -ni intención de hacerla- puedes hacer un apaño con base de patata. Pela y corta en láminas muy finas -una mandolina ayuda- tres patatas medianas -de las que tienen menos agua, como la agria o kennebec- y alíñalas con sal y pimienta. Unta el molde con un poco de mantequilla y ve poniendo las láminas en la base y los lados, superponiéndolas para que queden varias capas y no se escape el relleno entre ellas. Hornea durante 15 minutos a 200 grados -vigila el horno: tienen que estar doradas, pero no marrones- y ya estará listo para abrazar tu relleno favorito.

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