Chocolates para acercarse a Dios
¿Qué tienen los chocolates de las clarisas de Belorado que fascinan a estrellas gastronómicas como Subijana o Paco Torreblanca? Nos colamos en el convento de estas monjas de clausura para aprender a hacer sus trufas.
Hay cosas que sólo se hacen una vez en la vida, y entrar en un convento de monjas de clausura seguramente sea una de ellas. Tranquilos: no es que haya decicido tomar los hábitos y recluirme en oración, aunque ganas no me falten cuando respondo el Aló Comidista o me enfrento a otras tareas ingratas de la vida. Mi ingreso temporal en el Monasterio de Santa Clara de Belorado (Burgos) se debió sólo a motivos periodísticos: las religiosas que viven y rezan allí llevan 18 años elaborando unos misteriosos chocolates que les han valido el apoyo y el aplauso de pasteleros y cocineros de primera fila como Paco Torreblanca y Pedro Subijana.
¿Qué llevo a las clarisas a introducirse en la fabricación y el tráfico de derivados del cacao? ¿Cómo compaginan los palitos de naranja, las rocas y los bombones con la contemplación? ¿De qué están hechas sus famosas trufas? Y, sobre todo, ¿cuánto chocolate se puede comer antes de que Dios lo considere gula? Atiende a La Llamada y mira el vídeo, que todas las respuestas están en él.
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