El café molido es uno de esos productos que horrorizan a los entendidos, pero que los consumidores de a pie aceptan sin cuestionarse demasiado. Los primeros tienen sus razones: el café es mucho más aromático si lo mueles justo antes de ponerlo en la cafetera. Los segundos también esgrimen las suyas: el molido es más cómodo, más rápido de preparar y además no necesitas molinillo.
Somos conscientes de que entre nuestros lectores hay un montón de individuos de este último grupo humano, así que quisimos averiguar qué cafés molidos son dignos dentro de sus limitaciones y de cuáles hay que permanecer lo más alejados posible. Por eso llamamos al tostador y experto en la materia François Justet, de Slow Mov, quien muy gentilmente se prestó a catar a ciegas café hecho con nueve marcas populares de este producto. Si quieres saber quién ganó y quién perdió, mira el vídeo de arriba.