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Hojaldrinas de las monjas de Santa María del Socorro

La receta de hojaldrinas de las monjas del convento de Santa María del Socorro, en Sevilla, te saldrá bien si entiendes el concepto "ponle la harina que admita". Un poco de azúcar glas les aporta el toque dulce.

Los últimos cartuchos
Los últimos cartuchosMIRIAM GARCÍA
Miriam García

¿Qué? ¿Os habéis quedado con ganas de dulce? No me seáis flojos, después de comer hasta saturarnos las arterias en las Navidades aún queda sitio para una chocolatina antes de reventar, como en El sentido de la vida, de Monty Python. Quien dice una chocolatina dice una hojaldrina, un dulce tradicional del que existen diversas fórmulas, muchas intentando emular las comerciales de la marca Mata (y consiguiéndolo con mayor o menor fortuna).

Esta receta de las monjas del convento de Santa María del Socorro de Sevilla se aparta del camino marcado por esas hojaldrinas industriales: a mi parecer son bastante mejores. Si no me creéis, no tenéis más que usar el método científico: preparad esta receta y haced una cata conjunta. La masa de estas hojaldrinas es muy sencilla, grasa -mantequilla y manteca de cerdo- a cascoporro, harina y vino dulce. No lleva nada de azúcar, por lo que es imprescindible espolvorearlas con su versión ultrafina -glas- antes de consumirlas. Como todos los dulces que nadan en grasa, las hojaldrinas se conservan fetén en una caja metálica durante varias semanas.

La razón de la horquilla que damos en la cantidad de harina se debe a que deberíamos decir como las abuelas: harina, la que admita. Cada harina tiene una capacidad de absorber la grasa distinta y probablemente debamos ajustar, empezando por el extremo inferior de la horquilla, hasta que obtengamos una consistencia manejable.

Dificultad: La de conseguir una textura adecuada de la masa cruda, ni muy blanda ni muy seca. Pero vosotros podéis.

Ingredientes

Para unas 40 hojaldrinas

  • 250 g de manteca de cerdo a temperatura ambiente
  • 200 g de mantequilla de calidad a temperatura ambiente
  • 150 ml de vino blanco amontillado (u otro vino dulce)
  • 550-570 g de harina corriente (de repostería)
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
  • ¼ cucharadita de sal
  • Azúcar glas para espolvorear

Instrucciones

1.
Poner en un bol grande la mantequilla con la manteca, ambas en pomada (ojo, no derretidas, tienen que conservar su volumen). Batir para homogeneizar.
2.
Agregar el vino y batir hasta que quede más o menos homogéneo; no hace falta que el vino se integre por completo.
3.
Tamizar la harina y añadir 550 g a la preparación inicial. Mezclar bien -se puede hacer en un robot- hasta obtener una masa blanda y homogénea. Si la masa está demasiado pegajosa -no se debe pegar apenas a los dedos-, añadir harina de cucharada en cucharada, comprobando la consistencia cada vez y sin pasarse.
4.
Envolver la masa en plástico y dejarla reposar dos horas en un lugar fresco, aunque no hace falta que sea en la nevera.
5.
Extender la masa con rodillo sobre la mesa enharinada abundantemente hasta que tenga un centímetro de grosor. Con una regla y un cortapizzas o un cuchillo, cortar tiras de tres o cuatro centímetros de ancho que cortaremos a continuación en piezas cuadradas (haciendo un enrejado de cortes). Enharinar todas las veces que sea necesario, porque la masa va absorbiendo y acaba pegándose a la mesa.
6.
Los recortes de masa se pueden juntar y volver a cortar, dejando previamente que reposen por lo menos 30 minutos para que no salgan las hojaldrinas deformadas.
7.
Pasar las hojaldrinas crudas a una bandeja de horno forrada de papel de hornear y refrigerar un rato en la nevera mientras se calienta el horno a 190°.
8.
Cocer las hojaldrinas por tandas durante 30 minutos, con calor arriba y abajo, y en el tercio inferior del horno.
9.
Sacar a una rejilla a enfriar. Espolvorear con azúcar glas y devorar sin anestesia.

Si haces esta receta, comparte el resultado en tus redes sociales con la etiqueta #RecetasComidista. Y si te sale mal, quéjate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com.

Sobre la firma

Miriam García
Química y traductora de inglés de formación, gastrónoma por pasión desde el 2013. Divulgadora gastronómica y fotógrafa para marcas de alimentación o medios como El Comidista y 'Bon Viveur', profesora de cocina en la Escuela Alambique de Madrid, recetea en su blog 'El invitado de invierno' y en donde le lleve el viento, gastronómicamente hablando.

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