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Dulce de manzana casero

Una versión con manzana del clásico dulce de membrillo muy poco conocida fuera de las regiones productoras de esta fruta, que espesa gracias a la pectina y podemos tomar con frutos secos o queso.

Como el de membrillo, pero con manzana
Como el de membrillo, pero con manzanaMIRIAM GARCÍA
Miriam García

Todos conocemos el dulce de membrillo, pero este dulce de manzana casero quizá no sea tan conocido fuera de las grandes regiones productoras de manzanas como Asturias, entre otras, donde es de sobra popular. Se elabora de igual manera que el de membrillo: cociendo largo rato la pulpa de la manzana con azúcar a tutiplén y algo de zumo de limón hasta que la mezcla gelifica y adquiere esa consistencia que nos permite cortarlo en trozos.

Lo de que la fruta esté en sazón y sea de temporada no es baladí, puesto que influye en la cantidad de pectina que contiene la manzana. La pectina es un polisacárido presente en los tejidos vegetales imprescindible en la elaboración de mermeladas, jaleas y dulces de fruta tal como los conocemos. La cocción prolongada de la fruta hace que esta pectina se disuelva parcialmente en el líquido de la mezcla y gelifique el conjunto, siempre y cuando tengamos la concentración de azúcar y de ácido adecuadas. Así es como un líquido denso se convierte en una sustancia semisólida y gelatinosa.

La elevada concentración de azúcar facilita que la conservación sea prolongada, aunque siempre manteniendo el dulce de manzana bien refrigerado. El dulce de manzana quizá no llega a adquirir una consistencia tan firme como un dulce de membrillo, pero, si la materia prima, las manzanas, están en sazón y tienen sabor, el resultado es delicioso y casa de maravilla con quesos de sabor fuerte como los azules. Si no sois especialmente forofos del sabor del membrillo, os pedimos que le deis una oportunidad a este dulce, porque es más suave y con un sabor a manzana muy rico. A por él.

Dificultad: La de tener la paciencia de esperar hasta que la mezcla alcance la consistencia adecuada.

Ingredientes

  • 1 k de manzanas
  • El mismo peso de azúcar que de manzana pelada y descorazonada
  • El zumo de 1 limón

Instrucciones

1.
Lavar las manzanas. Pelarlas y descorazonarlas; reservar las peladuras.
2.
Trocear las manzanas y pesarlas en la báscula. Pasarlas a una cazuela, pesar el mismo peso de azúcar y añadirlo.
3.
Remover la mezcla y dejar macerar tres o cuatro horas para que la manzana exude algo de líquido.
4.
Cuando vayamos a comenzar la cocción, optativamente, poner las peladuras de manzana -la piel contiene bastante pectina- dentro de una gasa atada o en una bolsa para colar leches vegetales resistente al calor e introducirla en la cazuela.
5.
Agregar el zumo del limón, poner la cazuela al fuego y calentar suavemente hasta que hierva la mezcla, removiendo de vez en cuando hasta que el azúcar se disuelva por completo.
6.
Cuando la manzana haya cambiado de color y ya no parezca cruda, pasar la batidora para hacer puré la mezcla (retirar previamente la bolsa con las peladuras, si la hemos puesto).
7.
Continuar la cocción a fuego bajo, vigilando a cada tanto porque si se pega en el fondo se puede quemar con relativa facilidad. En total hay que cocer el dulce hora y media como mínimo.
8.
Cuando esté ya muy espeso -al hervir parece un estanque de lava, no es broma-, ir probando la consistencia vertiendo un goterón en un plato y pasándolo 5 minutos por la nevera; también hay quien indica que la señal de que el dulce está listo es que una cuchara sea capaz de mantenerse de pie dentro del dulce.
9.
Pasar el dulce a los moldes deseados y dejar enfriar por completo. Meter en la nevera, tapado, para que acabe de coger firmeza.

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Sobre la firma

Miriam García
Química y traductora de inglés de formación, gastrónoma por pasión desde el 2013. Divulgadora gastronómica y fotógrafa para marcas de alimentación o medios como El Comidista y 'Bon Viveur', profesora de cocina en la Escuela Alambique de Madrid, recetea en su blog 'El invitado de invierno' y en donde le lleve el viento, gastronómicamente hablando.

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