Poleá: el postre pobre más rico
Las poleás son unas gachas dulces de harina y leche típicas de la Andalucía occidental. Lo que fue un plato energético de tiempos de escasez se transforma en delicia en el restaurante Cañabota de Sevilla.
La poleá es lo que hoy llamaríamos un "postre", pero seguramente no nació como plato con el que se termina un banquete. Esta especie de gachas o de papilla, popular en la Andalucía occidental, parece más un preparado de subsistencia para tomar a cualquier hora en tiempos de escasez. Sus más que básicos ingredientes principales -harina, leche, azúcar, aceite y matalaúva (anís en grano)- pertenecen a la categoría de "lo último que se me acaba y es barato": pura comida de desposeídos necesitados de calorías.
Hoy la poleá -o las poleás, que también se dice en plural- son reivindicadas en algunos restaurantes como una delicia, de esas que te llevan a la infancia. Su composición no es precisamente el sueño húmedo de un dietista-nutricionista, pero tampoco es algo que por su contundencia te vaya a apetecer tomar todos los días. La versión que te encontrarás en el vídeo de arriba es la de Cañabota, en Sevilla, donde las bordan.
POLEÁ DEL RESTAURANTE CAÑABOTA
Ingredientes
Para 4 personas
- 100 g de harina
- 120 g de azúcar
- 1 litro de leche
- 1 peladura de limón
- 75 g de aceite de oliva suave
- 3 cucharadas de matalauva (anís en grano)
- Canela en polvo
- Picatostes
Instrucciones
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