Gambas con curry de tamarindo
Si cuando piensas en curry lo haces solo en pollo, cordero o verduras, estas gambas con una salsa un poco dulce, ligeramente ácida y altamente adictiva te romperán todos los esquemas.
Cuando pensamos en curry lo primero que nos viene a la cabeza es pollo, cordero o verduras, pero las posibilidades de este plato son infinitas, y estas gambas son una buena muestra de ello. La receta es de la chef india Hari Gothra -aviso, su cuenta de Instagram da mucha hambre-, me la dio a conocer mi amigo Antonio Luna y su salsa es adictiva: untuosa, sabrosa y un poco pegajosita, como una salsa barbacoa con sabor indio. Si no tenéis a mano esa delicia que es la pasta de tamarindo -que igual te anima la marinada de una carne de cerdo o pollo que les da vidilla a unas lentejas-, Gothra propone salir de paso con un chorro generoso de limón, que aportará acidez (aunque no astringecia).
Se puede servir de muchas maneras, y en todas está buenísimo: podemos meterlas en un panecillo de brioche con una generosa cantidad de lechuga picada y algún encurtido, acompañarlas de fideos de arroz finos, tipo vermicelli, sobre unos calabacines asados o un sencillo arroz blanco. Si tienes ganas de pasar un buen rato en la cocina -bueno de agradable más que de largo-, puedes acompañarlas con una refrescante raita de pepino y un arroz basmati seco -pilaf- con guisantes y granada.
Resumiendo, la raita es la prima india del tzaziki griego: un plato a medio camino entre una salsa y un untable que se sirve como picoteo para mojar el naan -pan plano tradicional- o cualquier cosa que os apetezca (a mí me encanta usarla para aliñar tomates). Básicamente lleva pepino picado -podéis dejarlo un rato con un poco de sal para que pierda un poco de agua-, ajo muy picado, menta y especias como comino, cilantro y pimienta, todo bien mezclado con yogur natural cremoso. Es importante esperar un rato antes de comerla para que los sabores se integren y después exploten en la boca.
El arroz pilaf se prepara con una técnica muy parecida a la del graneado -¿su primo de América Latina?- pero con arroz basmati en lugar de redondo, mantequilla clarificada para que los sólidos no se quemen y cebolla o cebolleta en lugar de ajo. Para 180 g de arroz necesitaréis 300 ml de agua muy caliente: si vais a añadir guisantes, ponedlos cuando falten cinco minutos para terminar la cocción para que no queden mustios.
Dificultad
No hace falta haber ido a clases de curry avanzado.
Ingredientes
Para 4 personas
- 800 g de gambas enteras, frescas o descongeladas (también pueden ser langostinos) o 500 g si son peladas
- 2 cucharadas de aceite de oliva suave
- 1 cucharadita de semillas de comino
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- ½ lata pequeña de tomate troceado (unos 200 g)
- Un trozo de jengibre de unos 2 cm
- 1 cucharadita de cúrcuma
- Sal al gusto
- Un poco de guindilla fresca (o en polvo, al gusto)
- 1 cucharada de pasta de tamarindo (o un chorro de zumo de limón)
Además
- Garam masala al gusto
- 200 g de tomates cherry (o un par de tomates picados)
- Cilantro al gusto
- Lima para exprimir
Preparación
- Si se usan gambas enteras, quitarles la cabeza y la cáscara -reservar para hacer caldo o fumet-, dejando la puntita de la cola.
- Pelar la cebolla rebanarla finamente. Pelar y picar el ajo.
- Calentar el aceite en una sartén a fuego medio, añadir las semillas de comino y cuando chisporrotee, poner la cebolla y el ajo. Cocinar a fuego suave hasta que se doren.
- Bajar el fuego y añadir los tomates enlatados, el jengibre, la cúrcuma, la sal, la guindilla y la pasta de tamarindo. Subir el fuego y remover hasta que los tomates y las cebollas se integren, formando una salsa espesa.
- Cuando la salsa esté brillante, añadir las gambas y remover bien para que se unten por todas partes. Bajar el fuego al mínimo y cocinar entre un minuto y dos, dependiendo del tamaño de las gambas (o más, si se prefieren más pasadas).
- El último minuto añadir los tomates cherry cortados a lo largo, o el tomate troceado, removiendo bien.
- Servir inmediatamente con el garam masala y cilantro picado por encima, y unos gajos de lima para exprimir.
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