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Guisantes con jamón: una receta fácil para principiantes

Para que esta leguminosa dé lo mejor de si misma es importante aplicarle una cocción corta. Hoy la preparamos con un sofrito de jamón, cebolla y un poco de vino blanco.

Guisantes con jamón Comidista

Guisantes, jamón y poco más: en la simplicidad de este plato está su grandeza, y para conseguir que quede perfecto lo más importante es no pasarse con la cocción de estas leguminosas. Para que los guisantes sigan estando dulces, frescos y no acaben arrugados como pasas y securrios, lo mejor es cocinarlos lo menos posible. En este caso con tres minutos al vapor generado por el vino tendremos más que suficiente (mientras, de paso, el alcohol del mismo se evapora).

Usar la grasa del jamón para arrancar el sofrito facilita que su sabor se reparta bien por todo el plato y lo notemos aunque no haya ni un trocito en el tenedor. Si sueles comprar jamones enteros -o te llega alguno de vez en cuando, como en los lotes de Navidad de 1982- te recomiendo que congeles su grasa para cocinar con ella: puede aportar un sabor muy rico a una salsa tipo ragú, unos huevos revueltos o un salteado de verduras. “Pero si es pura grasa”, dirá algún lector perspicaz; y efectivamente lo es, pero no se trata de comerse cuatro kilos a la semana sino de usar una pequeña cantidad de manera puntual.

Podemos usar guisantes frescos desgranados si los tenemos a mano y tenemos tiempo para pelarlos, una actividad que desagrada a mucha gente pero a mí me parece completamente placentera y un ejercicio zen. En este caso es posible que tengamos guisantes de tamaños muy diferentes, y lo ideal sería hacer un triaje para adaptar el tiempo de cocción. Unos guisantes tamaño garbanzo, ya granaditos, necesitarán un minuto más de cocción, y los más pequeños -tipo lágrima- apenas necesitarán un golpe de calor de un minuto para estar listos.

¿No tienes guisantes frescos a mano? Si dejamos descongelar unos extrafinos, con esta técnica conseguiremos igualmente un buenísimo resultado. ¿Con hierbas o sin ellas? Pues como a cada uno le guste más: a mí me parece que un poco de menta o albahaca les aporta frescura y potencia su sabor, pero si no es tu caso, prescinde de ellas y listo.

Dificultad: De jardín de infancia de guisantes.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 200 g de jamón en taquitos o en tiritas (con su grasa)
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 100 ml de vino blanco
  • 1 kg de guisantes sin vaina (pueden ser descongelados)
  • Aceite de oliva
  • Menta (opcional)

Instrucciones

1.
Poner el jamón en una cazuela o sartén grande a fuego medio y dejar que se funda su grasa (si es muy magro, poner también un poco de aceite de oliva).
2.
Añadir la cebolla pelada y picada y dejarla hasta que se dore. Cuando le falte poco para estar lista, poner los dientes de ajo pelados y laminados.
3.
Añadir los guisantes y el vino blanco, cubrir y dejar cocinar tres minutos con el vapor del vino. Si se quiere, añadir unas hojas de menta picada. Servir inmediatamente.

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