Bizcocho marmolado
El efecto visual de este bizcocho clásico se consigue dando dos colores a la masa con el añadido del cacao en polvo. La receta se puede convertir en tarta añadiendo alguna cobertura.
Un bizcocho marmolado no es más que aquel que tiene dos mezclas de distintos colores, y que en apariencia, luce con unas vetas similares a las del mármol. Es atractivo visualmente –especialmente para los niños de cualquier edad– y puede servir para hacer una bonita tarta con su relleno y cubierta como los dioses mandan: esto puede ir desde una mezcla de queso cremoso, mantequilla y un poco de azúcar glas hasta chocolate fundido sin más o esta salsa de dos ingredientes que lo mejora casi todo.
El que tenemos hoy aquí es el clásico de chocolate y vainilla, pero no tiene por qué ser así, puedes hacer infinidad de mezclas. Algunas ideas: calabaza y chocolate, chocolate blanco y matcha, plátano y chocolate, té chai y vainilla, coco y limón, red velvet y vainilla, chocolate negro y naranja, etc.
Hacer un bizcocho marmolado no tiene más misterio que preparar uno común y corriente. En el caso de los que llevan cacao, es importante controlar que las mezclas finales queden de consistencias similares para que, tras la cocción, no queden unas partes más secas o duras que otras. Ten en cuenta que las cantidades de esta receta están pensadas para un molde alargado de 24 cm: si utilizas otro –algo que puedes hacer sin problema– simplemente ten en cuenta que el tiempo de cocción puede variar.
Dificultad
Absolutamente cero.
Ingredientes
- 200 g de azúcar blanco
- 3 huevos
- ½ cucharadita de esencia de vainilla
- 200 g de nata para montar
- 200 g de harina de trigo común
- 45 g de cacao en polvo sin azúcar
- 15 g de impulsor químico
- ½ cucharadita de sal
Preparación
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Calentar el horno a 180 ºC. Enmantecar y enharinar un molde alargado de 24 cm (se puede utilizar otro molde de otro tamaño, alargado o redondo, teniendo en cuenta que cambiará el tiempo de cocción).
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En un bol, batir los huevos con el azúcar hasta que dupliquen su volumen y tengan un aspecto claro y esponjoso.
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Añadir la nata y la esencia de vainilla. Batir un par de minutos más.
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En otro bol tamizar la harina, el impulsor químico y la sal y mezclar. Añadir al batido poco a poco e incorporar con movimientos envolventes.
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Dividir la mezcla en dos partes iguales en dos boles y añadir el cacao a una de ellas. Si la mezcla de vainilla quedase muy líquida, añadir una cucharada de harina hasta que tome una consistencia más densa.
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Verter las mezclas en el molde de manera intercalada y hornear entre 45 y 50 minutos aproximadamente. Para comprobar que está listo, pinchar con un palillo o cuchillo y comprobar si sale seco. Desmoldar una vez esté frío.
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