
Fideuà negra de mejillón y gambones
Usamos tinta para dar color a unos fideos finos que tostamos previamente en la sartén y rematamos en el horno. La técnica, además, cocinará los gambones en su punto justo.
Usamos tinta para dar color a unos fideos finos que tostamos previamente en la sartén y rematamos en el horno. La técnica, además, cocinará los gambones en su punto justo.
Una preparación que admite casi cualquier tipo de pescado o marisco con patatas guisadas, regadas por un caldo espeso y sabroso y rematadas con una picada de ajo y frutos secos: un lujo marinero sin dejarse el sueldo.
Si el fin del frío no acaba con tus ganas de comer sopa, siempre puedes preparar una versión del ramen que no te haga sudar. Acompáñalo con un sabroso caldo y el chute de sabor de los moluscos y triunfarás.
Los mejillones son unos moluscos la mar de saludables y económicos. Hoy los preparamos en una salsa rapidísima de sidra y chalotas que, cuando le añadimos sus propios jugos, se convierte en una bomba de sabor.
El humilde mejillón en conserva tiene más posibilidades de las que imaginas. El chef del restaurante Bocanegra en A Coruña nos enseña tres formas de transformarlo en cocina de relumbrón.
Volvemos a rendir homenaje al fruto del mar más humilde: el mejillón. Esta vez lo abrimos al vapor y aderezamos con una vinagreta cítrica de tomate seco y avellana, cebollino y un toque picante.
Si pelas unas gambas y vigilas unos mejillones al vapor puedes conseguir un caldazo de aúpa para dar sabor a tu arroz, sin invertir ni un euro extra ni demasiado esfuerzo (que ya nos conocemos).
Muchos mejillones en escabeche de lata están a años luz de la textura de los que te proponemos en esta receta, que te hará replantearte toda tu existencia.
Los mejillones son un manjar y no hay una salsa más vasca y más fácil que la verde. Lo juntamos todo y te regalamos un platazo de aúpa.
Si tienes caballa, bonito, merluza, mejillones, corvina, calamares o langostinos, también tienes todos los números para poder hacerte una cena más que digna en muy poco tiempo.
Los puristas de estos bivalvos sólo los preparan al vapor, pero queremos abrir un poco sus branquias glotonas con una salsa para mojar pan (o patatas).
Los miembros más humildes de la familia de los bivalvos vuelven a protagonizar una receta sencilla y a la vez exótica. Con solo cuatro ingredientes y tres normas a seguir, el triunfo está asegurado.
Llevamos a estos y otros frutos del mar a conocer la cocina francesa, italiana, china o portuguesa. Acto seguido, en un previsible giro del guión, nos los comemos. ¿Vienes?
Coger los mejores ingredientes del vermut y convertirlos en un bocadillo viene a ser como componer God Save the Queen: la idea que nos hubiera gustado tener a todos pero que, desgraciadamente, se han llevado otros.