El hombre que pintó todo lo que comió en un año

David Meldrum lleva dibujando todo lo que come desde hace un año. Cada día, el ilustrador y diseñador gráfico británico plasma en una sola imagen los platos, los sandwiches o las chocolatinas que ha tomado y los cafés o los vinos que ha bebido, uniendo distintas técnicas como la pintura, la acuarela, la tinta o el collage. La aventura gastronómico-artística, denominada 'Food Illustrator', acaba hoy, pero su resultado se podrá ver en una exposición en la galería Arch 402 y, posiblemente, en un libro.

Bonito, revelador y casi obsesivo, el proyecto es un viaje por 365 días de comida en la vida de Meldrum, tan recomendable para los aficionados a la ilustración como para los gourmets con inclinación al voyeurismo. Cada dibujo está lleno de detalles, y mezcla los alimentos al natural con los productos envasados, verdadera debilidad del autor.

"Siempre me ha fascinado la tipografía y el diseño", explica Meldrum, de 48 años, desde su casa en Essex (Reino Unido). "Como coleccionista de objetos relacionados con la publicidad, creo que los envases de hoy serán históricamente interesantes en el futuro. Creo que resumen las tendencias gastronómicas y los estilos de hoy".

Foto cedida por David Meldrum.

Antes de ponerse a dibujar su dieta diaria, Meldrum fotografiaba todo lo que hubiera tomado ese día y almacenaba los envases de lo consumido. Por la noche, tras bajar las fotos al ordenador, combinaba ambos elementos en la ilustración. El autor asegura que muchas veces le resultaba duro, especialmente después de un día con mucho trabajo o en el que hubiera salido. "Cada pintura me podía llevar de una hora y media a dos horas".

Con este desafío, el artista quería ver cómo su técnica evolucionaba en el proceso. "Los dibujos del principio son más imprecisos y varían en los detalles dependiendo de cuanto tiempo invirtiera en ellos. Según fue avanzando el proyecto, me encontré dedicando más tiempo al detalle y a la composición, y a la vez disfrutándolos más".

Viendo la secuencia de dibujos, la dieta de Meldrum no queda demasiado bien parada. Abundan los bocadillos, la comida procesada, los dulces... y la cerveza. "Cuando empecé me propuse ser totalmente honesto con lo que dibujaba para que el proyecto reflejara mi estilo de vida", defiende. "Ahora que he acabado, ya tendré tiempo de corregir mis hábitos alimentarios".