Cómo cocer legumbres sin que te queden como perdigones
Preparar unas lentejas, unas judías o unos garbanzos puede sonar a física cuántica a los menos cocinillas. Pero con este máster en dos minutos descubrirás que es simple, bueno, barato y hasta rápido.
Si no comes legumbres, eres tonto. Un tonto alimentario, quiero decir, porque te estás perdiendo una de las comidas con más virtudes del planeta. Las lentejas, garbanzos, judías y demás parientes son buenas desde todos los puntos de vista: para tu cuerpo por sus hidratos, proteínas, vitaminas, minerales y fibra; para tu bolsillo por su bajo precio, y para el medio ambiente por lo poco que cuesta producirlas. Y no me vengas con moñadas del estilo "ay, a mí es que me sientan mal" o "es que me tiro cuescos": si las consumes con frecuencia y, sobre todo, no las acompañas con un kilo de chorizo, tocino y morcilla, verás cómo esos efectos secundarios se esfuman.
El vídeo de hoy no sólo es una reivindicación del legumbrismo, sino una guía para enfrentarte con éxito a las legumbres secas. En él encontrarás unos cuántos consejos y trucos para cocinarlas sin que te salgan duras y acabes comiendo balines. Además salgo vestido de romano, y como sabéis el travestismo potencia mucho mi atractivo sexual.
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