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Tres recetas de crackers en una

Con semillas y cereales, con fruta deshidratada y anís o con un aire oriental: hoy no sólo te llevas una masa base para hacer unos crackers fabulosos, sino también tres ideas para tunearlos.

¿Oyes como crujen?
¿Oyes como crujen?TONATIUH CORTÉS

La familia de los crackers es muy, muy grande, como una de esas familias con gente de todas partes donde uno es más deportista, otro más sano y el de más allá más fiestero. Además, está emparentada con la de los panes planos, de los que puede adoptar más de una idea. En resumen, los hay para todos los gustos y ocasiones, y lo que os presentamos aquí es una hoja de ruta, unas indicaciones generales que podréis usar de la manera que os vaya mejor para llegar al destino que elijáis.

En primer lugar, os proponemos tres objetivos diferentes: un cracker con mucha fibra, semillas y granos de cereal cuyo sabor final será más neutro y que podéis tomar casi con cualquier cosa o usar como base para canapés (con cuidado de no hacerlo con mucha antelación, sobre todo si usamos cosas que pueden mojar la base). Seguiremos con uno de influencia oriental, con especias y sésamo, que podríamos usar para untar un paté vegetal de aguacate o legumbres, o para acompañar un plato indio de lentejas. Terminaremos con uno muy aromático, con semillas de anís y arándanos, que se vendrá muy arriba con queso.

Los tres parten de la misma masa, y simplemente son una propuesta entre miles: podéis jugar a cambiar las proporciones de las harinas o poner más masa madre si os gusta el toque ácido. Con los crackers, siempre que tengáis en cuenta la humedad que puedan aportar a la masa, podéis experimentar con casi cualquier ingrediente: este es el lugar para hacerlo.

Ingredientes

  • 100 g de harina de avena
  • 500 g de harina integral de espelta
  • 400 g de harina blanca de espelta
  • 20 g de sal
  • 2 g de levadura fresca
  • 100 g de masa madre de centeno (opcional)
  • 650-700 g de agua

Para el cracker A

  • 200 g de cereal en grano o semillas
  • Una cucharada de tomillo o romero

Para el cracker B

  • 5 g de ras el hanout
  • 10 g de sésamo
  • 10 g de nigella

Para el cracker C

  • 100 g de arándanos deshidratados
  • 5 g de anís

Instrucciones

1.
Deja en remojo unos 200 g de cereal en grano: centeno, cebada, o el que más te guste, y pon un poco de sal. Al día siguiente, hiérvelos hasta que estén suaves y deja que se enfríen.
2.
Si decides poner masa madre, prepárala también con suficiente antelación para que esté a punto.
3.
Mezcla los ingredientes de la masa dentro de un bol, corrigiendo la cantidad de agua para que el resultado sea una masa pegajosa pero no demasiado. Con una mano en forma de pala, mezcla desde la base hacia el centro, durante un par de minutos y deja reposar, tapado, 15 minutos más.
4.
Pasado este primer reposo, sumerge la mano en agua y dale unos cuantos pliegues más a la mezcla, hasta que empiece a tomar consistencia. Divide la masa en tres y deja reposar otros 15 minutos.
5.
Cracker A: Agrega los granos cocidos a la primera masa junto con alguna hierba, como tomillo o romero por ejemplo. Puedes usar un tipo de grano o varios, como te apetezca. También puedes poner semillas y todo lo que se te ocurra, dependiendo de lo proteico y sabroso que quieres que sea el resultado. En mi caso he puesto 200 g de semillas de girasol, de calabaza y granos cocidos de centeno.
6.
Cracker B: Agrega el ras el hanout, el sésamo y la nigella a una de las masas. Mezcla suavemente hasta incorporar y deja reposar. También puedes sustituir esta mezcla por zaatar, o ponerle sésamo negro o un poco de aceite de sésamo.
7.
Cracker C: Añade 100 g de fruta deshidratada, en mi caso arándanos, y 5 g de anís en grano a la última de las masas. Mezcla con suavidad hasta que la fruta esté bien distribuida. Sobra decir que puedes poner cualquier combinación de fruta confitada que te apetezca, e incluso un toque de canela, de cardamomo o de jengibre.
8.
Una vez que las masas tengan sus ingredientes extra y hayan reposado unos minutos, colócalas una a una sobre un papel de horno enharinado y estíralas con un rodillo. Utiliza más harina por encima si hace falta, pero sin pasarte. Estira hasta conseguir una masa fina, de unos 3 o 4 milímetros de grosor. Personalmente me gustan los crackers un poco más gruesos, no muy finos, donde se note algo de la masa de pan aunque sean crujientes. Pero este es solo uno de los infinitos detalles que dependen del gusto de quien se los vaya a comer.
9.
Cuando tengas las tres masas estiradas, deja que fermenten unos 15 o 20 minutos, dependiendo del calor que haya en tu cocina. Enciende el horno a 180ºC.
10.
Antes de meter las masas al horno, córtalas a tu gusto, bien con un cortador de pizza, con moldes o con cuchillo, y haz unos pequeños agujeros con la ayuda de un tenedor para evitar que se hinchen. Hornea con calor arriba y abajo durante unos 12 minutos o hasta que tengan un color dorado y estén crujientes al tacto.

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