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Parmigiana de calabacín

La versión tradicional de este plato italiano lleva berenjena, pero también puede prepararse con calabacín. Y elegir si lo fríes o lo cocinas a la plancha, o le pones quesos de sabor más o menos intenso.

Cuando la versión supera al original
Cuando la versión supera al originalSTOMAKO

Los tres pilares de esta receta son el calabacín, el tomate y el queso. Podemos escoger entre queso parmesano o un queso de oveja curado si buscamos un sabor más intenso o, como en nuestro caso, una mozzarella fresca para un resultado a tope de hilillos fundentes.

Como en su versión más tradicional -con berenjena- podemos hacer el calabacín a la plancha, al horno o frita. La versión fritanga será mas sabrosa pero a la vez pesada. La berenjena, debido a su textura esponjosa, absorbe mucho más aceite. Con el calabacín podemos conseguir una textura agradable en poco tiempo solo con un poco de aceite y a la plancha.

La salsa de tomate es otro punto de elaboración importante en la receta. Si no disponemos de un distribuidor de tomates maduros y carnosos, lo mejor es decantarse por tomates enlatados troceados o enteros. La versión triturada será mejor evitarla, porque contiene mucha más agua que las otras dos. No hace falta decir que hacer salsa de tomate es un poco laborioso, así que ya estáis haciendo más de la cuenta y aprovechando la salsa sobrante para otras recetas deliciosas.

Si fuera necesario equilibrar la acidez del tomate -probadlo siempre antes, no todos los tomates son ácidos y si le pones azúcar a no que no lo es acabas con una mermelada-, añadiremos una puntita de bicarbonato o una cucharadita de azúcar moreno. La cantidad dependerá de la acidez del tomate, así que moderación y prudencia. Para acabar de aromatizar la salsa, añadiremos albahaca fresca troceada al final de la elaboración.

Dificultad: Si eres zurdo y tienes que abrir la lata de tomates con una abrelatas para diestros lo tienes mal. Si eres diestro y encuentras un abrelatas lo tienes fácil.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 4 calabacines (entre 800 g y 1 k)
  • 2 latas de 500 g de tomate troceado
  • 300 g de mozzarella fresca
  • 3 ramas de albahaca
  • Bicarbonato
  • Azúcar moreno
  • Pimienta
  • Sal

Instrucciones

1.
Cortar los calabacines en dos y hacer láminas longitudinales de medio centímetro de grosor.
2.
Calentar una sartén antiadherente con un poco de aceite y pasar el calabacín hasta que esté dorado por ambas partes. Salar al gusto y reservar.
3.
En un cazo grande calentar un buen chorro de aceite sin que llegue a humear. Añadir el tomate en lata y cocinar a fuego medio. Remover cada 3 minutos para evitar que se queme o se enganche en el fondo del cazo.
4.
Añadir azúcar moreno o un pizca de bicarbonato. Remover y volver a comprobar el punto de acidez. Salpimentar al gusto. Cocinar aproximadamente 30/40 minutos. Trocear la albahaca, añadir y remover.
5.
Cortar la mozzarella fresca en láminas de medio centímetro. En una bandeja de barro o apta para el horno disponer una capa de calabacín, cubrir con tomate y seguidamente con queso. Repetir la secuencia hasta llenar la bandeja acabando con un capa generosa de queso.
6.
Precalentar el horno a 180º arriba y abajo. Colocar la parmiggiana a media altura y hornear hasta que el queso quede gratinado y con un color tostado. Dejar reposar 10 minutos fuera del horno y servir.

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