Fan Shoronpo: empanadillas que explotan en tu boca

Shoronponpó shoronponporronponpero pero…

Eso mismo pensé yo. Pero Fan Shoronpo tiene poco que ver con el folklore celtíbero y mucho con la cocina china, japonesa y taiwanesa. En este restaurante barcelonés, el cocinero Keita Tanaka –japonés– prepara platos chinos cocinados a la nipona. Entre sus especialidades están los shoronpo que dan nombre al establecimiento, y que no son otra cosa que xiǎolóngbāo o, para ponerlo en celtíbero, empanadillas al vapor rellenas de carne, marisco o verduras y, lo más llamativo, caldo.

Eso suena a esferificación, ¿no?

Sí, por lo de encapsular líquidos. Pero es muy diferente –vamos, no tiene nada que ver.

Para empezar, por la forma de comer los shoronpos: se mojan en vinagre dulce, se ponen en una cuchara, se agujerea la oblea y se sorbe el caldo. Luego, todo para dentro. Ahí viene la explosión de sabor.

Los que yo comí –shoronpo xo– estaban rellenos de gamba, cerdo, ajo y jengibre y la deflagración de estos cuatro elementos me hizo estremecer. Además de muy sabrosa, la farsa –o relleno– era sumamente tierna. Por cierto, me quedé con ganas de probar los de jamón ibérico, trufa o queso, ya que preparan shoronpos de distintos tipos, y todos con pintaca.

¿Además de shoronpos, preparan alguna otra cosa?

Sí, claro. Es un restaurante. Tienen una carta. Yo y mi acompañante probamos seis platos, cada uno mejor que el anterior. Estuvo francamente rico el Ban-Ban-Ji, una especie de ensalada de pollo trinchado y col que sirven con  salsa agridulce un poquito picante que pide pan a gritos.

Seguimos con el Cha-Shu –o Charshiu–; paletilla de cerdo asada previamente marinada con miel, cinco especias, salsa hoisin y otras cosas más que me resulta imposible descifrar. Es para hacer un bocadillo de tamaño baguette.

Luego probamos el ChaShu-Don, que viene a ser lo anterior servido sobre el arroz oriental más sabroso que he probado en tiempo y medio huevo cocido en soja –de ahí su mal aspecto–.

No perdonamos los Ramen Shoyu, un bol de ramen con cerdo, verdura huevo cocido y caldo de soja que podría levantar al ejército de terracota de Qin Shi Huang. Muy intenso, ideal para el frío invierno mediterráneo, que no es frío pero sí muy húmedo, y te cala los huesos.

De postre, nos invitaron a un flan de almendras con aspecto de panna cota desmayada. Estuvo muy rico y aromático, aunque  tiene que gustarte bastante lo dulce y el sabor a almendras. No es el caso de mi acompañante, así que me comí dos, el mío y el suyo.

Vamos, que acabásteis vacaburros.

Sorprendentemente, salí del restaurante bastante ligero. No sé si moderan el uso de glutamato o cambian el aceites con frecuencia, pero la digestión fue más fácil que pillar a Rajoy en un renuncio.

Sea como sea, algo tiene un restaurante que atrae por igual a grandes cocineros como los hermanos Torres –estaban ahí– que a familias japonesas (también estaban).

Algo malo tendrá…

Pues, después de mucho pensarlo, Fan Shoronpo es uno de esos pocos restaurantes a los que no le reprocharía nada. El servicio es diligente y simpático, la comida se prepara en una barra a la vista, la carta de vinos es corta pero cuenta con referencias para todo tipo de bolsillos y la sencillez –o ligera fealdad– del establecimiento queda más que compensada por el ajustadísimo precio.

Caramba, ¿es un win-win-win?

Odio la expresión win-win y, por lo tanto, detesto un poco más win-win-win y a la majadera mente que la inventó. Pero sí, es un ganar-ganar-ganar. El menú de mediodía sale por 12€ y se puede comer de carta por 25€.

Pues, perdona, es para salir cantando el shoronponpó…

…shoronpoporronponpero.

Fan Shoronpo: Séneca, 28. Barcelona. Tel. 653 345 768. Mapa.