Menú semanal de El Comidista (4 a 10 de septiembre)

Una versión de la ensaladilla más ligera que la rusa, prima hermana de la escalivada y perfecta para comer tal cual o untar encima de una tostada.

Una receta perfecta: tirada de hacer, con más técnica que ingredientes, fresca, sana, asequible a cualquier bolsillo y un aliño muy tuneable.

Esta mutación del melocotonero es originaria de China y tiene una versión sin pelusa, la platerina, muy dulce y más prieta que su hermana mayor.

Un arroz bastante suave, muy agradable y nada peleón, con texturas que van del crujiente de los espárragos a la melosidad de gambas y espinacas.

El yogur ablanda la carne del pollo y además facilita que el sabor y aroma de las especias se fundan en ella: palabrita de Comidista.

Recuperamos unos pasteles madrileños de principios del siglo pasado. Porque los postres en peligro de extinción son otra de nuestras especialidades.

Te proponemos una versión fresca de ensalada con pepino, encurtidos y huevo duro, con truco extra para conseguir una cebolla que se digiere sin problema.

Una buena opción para esos días en los que se caen las moscas del calor, pero quieres salirte un poco del gazpacho y la ensalada sin morir en el intento.

El melón es tu amigo durante el verano y se supone que, si huele, pesa y la base cede un poco al apretarla, estará bueno. Pero no es una ciencia exacta.

El hummus es tan popular en España que hasta lo vende Mercadona. Aquí tienes los secretos para alcanzar el éxtasis con este aperitivo de Oriente Próximo.

Este tartar de salmón fresco, ahumado y aguacate se hace crema en la boca. La única dificultad es picar cosas. ¿Un reto, eh?

La tarta de galletas lo tiene todo: buena, bonita, barata, se hace en un pispás y encima sin horno. Y además abre un mundo de posibilidades.

La ensalada pantesca, que no dantesca, porque más que al infierno te lleva a ese paraíso llamado Panteleria, una pequeña isla cercana a Sicilia.

Sandwich contundente donde los haya, la francesinha merece salir de Portugal y ser conocida en el mundo entero.

Tanto higos como brevas son bien combinables: con jamón, mozzarella y avellanas están espectaculares, y al horno, todavía más.

Una nada canónica versión de la fideuá valenciana que en lugar de marisco y pescado usa las setas como acompañamiento.

No creemos en la operación bikini, así que rendimos culto al chocolate, la galleta y el plátano. Sin remilgos, pero también sin comerse medio kilo.

Crujiente por fuera, cremoso por dentro y con suficiente brócoli como para que cuente como plato de verdura y sus detractores no tengan quejas.

Una receta de nuestra sección con técnicas de alta cocina fáciles de preparar en casa. Si no queréis ser Can Roca, también tenéis la opción normal.

Un agua de mango, melón y lima que crea más adicción que el glutamato monosódico y la metanfetamina juntos.